2 Reyes 3 DHH94I
1. En el año dieciocho del reinado de Josafat en Judá, Joram, hijo de Ahab, comenzó a reinar sobre Israel, y reinó en Samaria doce años.
2. Sus hechos fueron malos a los ojos del Señor, pero no tanto como los de su padre y su madre, ya que él quitó la piedra sagrada de Baal#3.2 La piedra sagrada de Baal: Cf. 1 R 16.31-32. Según parece, Joram advirtió el disgusto de muchos de sus súbditos por las concesiones hechas al culto de Baal. Sin embargo, una reforma a fondo era impensable mientras la reina madre, Jezabel, hiciera valer su influencia (véase 1 R 16.31 nota). que su padre había hecho.
Eliseo predice la victoria sobre Moab3. No obstante, cometió los mismos pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, con los cuales había hecho pecar a Israel.
4. Mesá, el rey de Moab,#3.4 Mesá, el rey de Moab, es célebre por una inscripción grabada en piedra, conocida como «estela del rey Mesá» y encontrada el siglo pasado en Transjordania; actualmente está en el Museo del Louvre. En esa inscripción, el rey de Moab relata cómo su reino estuvo sometido a Omrí y a su dinastía y cómo logró liberarse de la opresión. La estela arroja mucha luz sobre las tensiones existentes en aquella época entre el reino de Israel y el de Moab. se dedicaba a criar ovejas,#3.4 Se dedicaba a criar ovejas: heb. noqued (véase Am 1.1 nota). y tenía que entregar como tributo al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con su lana.
5. Pero cuando Ahab murió, el rey de Moab#3.5 Moab: región y reino al oriente del Mar Muerto, entre Edom, al sur, y Amón, al norte; véase Índice de mapas. Los moabitas tuvieron numerosos contactos con los reinos de Israel y de Judá, hasta la destrucción de Jerusalén (587 a.C.). A partir de entonces, retornaron a una forma de vida seminómada y estuvieron sometidos a los persas, a los nabateos (véase 2 Co 11.32-33 n.) y a los romanos. Véase Gn 19.37 n. se rebeló contra el rey de Israel.#3.5 Según la «estela de Mesá» (véase v. 4 nota), la opresión de Moab habría durado cuarenta años, durante los reinados de Omrí y de Ahab. Pero el número cuarenta, como en diversos pasajes de la Biblia, es una cifra redonda y no necesariamente una indicación cronológica precisa (véase Gn 7.12 n.).
6. Entonces el rey Joram salió de Samaria y pasó revista a todo el ejército de Israel.
7. Luego mandó decir al rey de Judá: «El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Quieres acompañarme a luchar contra él?» El rey de Judá respondió: «Te acompañaré, pues yo, lo mismo que mi ejército y mi caballería, estamos contigo y con tu gente.#3.7 Cf. 1 R 22.4, donde Josafat da esta misma respuesta al rey Ahab.
8. Pero, ¿por qué camino atacaremos?» Y Joram contestó: «Por el camino del desierto de Edom.»#3.8 Los aliados no invadieron Moab a través del Jordán, sino que dieron un largo rodeo por el sur del Mar Muerto. Así evitaban el choque con varias plazas fuertes moabitas y tomaban al enemigo por sorpresa.
9. Así pues, los reyes de Israel, Judá y Edom se pusieron en marcha. Pero como tuvieron que dar un rodeo de siete días, se les terminó el agua para el ejército y sus animales.
10. Entonces dijo el rey de Israel: —¡Vaya! Parece que el Señor nos ha traído a nosotros, los tres reyes, para entregarnos en manos de los moabitas.
11. Y Josafat preguntó: —¿No hay por aquí algún profeta del Señor, para que consultemos al Señor por medio de él?#3.11 ¿No hay... por medio de él?: El rey de Judá había preguntado lo mismo antes de emprender la campaña contra los arameos (1 R 22.5). Véase también 2 R 19.2 nota. Uno de los oficiales del rey de Israel dijo: —Aquí está Eliseo, hijo de Safat, que era asistente de Elías.
12. —Pues tendrá algo que decir de parte del Señor —contestó Josafat. Inmediatamente el rey de Israel, Josafat y el rey de Edom fueron a ver a Eliseo;
13. pero Eliseo dijo al rey de Israel: —¿Qué tengo yo que ver contigo?#3.13 ¿Qué tengo yo que ver contigo?: traducción de un modismo hebreo que se utilizaba en el lenguaje corriente para rechazar una intervención considerada inoportuna (1 R 17.18). La misma expresión se ha traducido de distintas maneras en Jue 11.12; 2 S 16.10; 19.22. Cf. también Mt 8.29; Jn 2.4. Ve a consultar a los profetas de tus padres. El rey de Israel insistió: —No, porque el Señor nos ha traído para que los tres reyes caigamos en manos de los moabitas.
14. Entonces Eliseo le dijo: —Juro por el Señor todopoderoso, que me está viendo, que si no fuera porque respeto a Josafat, rey de Judá, no te prestaría yo atención ni te miraría siquiera.
15. ¡Vamos, tráiganme a un músico!#3.15 Los profetas recurrían a veces a la música para recibir la inspiración divina (1 S 10.5). Y cuando el músico se puso a tocar, el Señor se posesionó de Eliseo;#3.15 El Señor se posesionó de Eliseo: Lit. la mano del Señor fue sobre Eliseo (véase Ez 1.1-3 nota).
16. y Eliseo dijo: —El Señor ha dicho: “Hagan muchas represas en este valle,
17. porque aunque no habrá viento ni verán ustedes llover, este valle se llenará de agua y todos ustedes beberán, lo mismo que sus ganados y sus bestias.
18. Y esto es solo una pequeña muestra de lo que el Señor puede hacer, porque además él va a entregar a los moabitas en las manos de ustedes,
19. y ustedes destruirán todas las ciudades amuralladas y ciudades importantes, y cortarán todos los árboles frutales,#3.19 Cf. Dt 20.19-20, donde se prohíbe expresamente cortar los árboles frutales en territorio enemigo. cegarán todos los manantiales de agua y llenarán de piedras todos los terrenos de cultivo.”
20. En efecto, a la mañana siguiente, a la hora de presentar la ofrenda, de la parte de Edom vino el agua,#3.20 De Edom vino el agua: a causa de un violento aguacero, como los que suelen caer en aquella región. la cual inundó el terreno.
21. Mientras tanto, los moabitas se habían enterado de que los reyes llegaban para atacarlos, por lo que llamaron a filas a todos los jóvenes y adultos en edad militar, y tomaron posiciones en la frontera.
22. Por la mañana temprano, cuando se levantaron, el sol se reflejaba sobre el agua, y los moabitas la vieron frente a ellos roja como la sangre.
23. Entonces dijeron: «Eso es sangre. Lo que ha ocurrido es que los reyes han luchado entre sí, y se han destruido unos a otros. ¡Moabitas, vamos ahora a apoderarnos de las cosas que han dejado!»
24. Pero al entrar los moabitas en el campamento israelita, los israelitas los atacaron y los hicieron huir. Entonces los israelitas los persiguieron y los mataron.
25. Luego destruyeron las ciudades, llenaron de piedras los terrenos de cultivo, cegaron todos los manantiales y cortaron todos los árboles frutales. Solo quedó en pie la ciudad de Quir-haréset. Pero los honderos la rodearon y la conquistaron.
26. Cuando el rey de Moab se dio cuenta de que el ataque era superior a sus fuerzas, tomó setecientos soldados de infantería para abrir una brecha hacia donde estaba el rey de Edom. Pero no lograron hacerlo.
27. Entonces tomó a su hijo mayor,#3.27 Con la inmolación de su hijo primogénito, el rey pretendía aplacar la ira de Quemós, el dios de Moab, «que estaba enojado con su tierra» (Inscripción de Mesá, línea 5). Cf. Jer 48.7,13,46. que había de reinar en su lugar, y lo ofreció en holocausto#3.27 Aunque este rito pagano estaba severamente prohibido por la ley de Moisés (Lv 18.21; 20.2), también se practicó ocasionalmente en Israel (2 R 16.3). sobre la muralla.#3.27 El sacrificio fue ofrecido sobre la muralla, a la vista de las tropas enemigas que sitiaban la ciudad, con la manifiesta intención de sembrar el pánico en medio de ellas. Esto causó gran enojo contra los israelitas, por lo que ellos levantaron el campamento y regresaron a su país.