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2 Samuel 7 DHH94I

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1. Cuando el rey David estuvo ya instalado en su palacio,#7.1 Palacio: Lit. casa. La palabra casa, unas veces referida al palacio de David (vv. 1-2), otras al templo (vv. 5-7,13) y otras a la dinastía o descendencia davídica (11,16,19,25-27,29) es un término clave para la comprensión de este oráculo dinástico. y el Señor le había concedido la paz con todos sus enemigos de alrededor,

2. le dijo a Natán,#7.2 Aquí se menciona por primera vez al profeta Natán, personaje de gran importancia en la corte de David (2 S 12.1-25). En las luchas por la sucesión, él influyó para que el heredero de David fuera Salomón (1 R 1.8-45). 1 Cr 29.29 lo menciona como autor de una de las historias del rey David. el profeta: —Como puedes ver, yo habito en un palacio de cedro, mientras que el arca de Dios habita bajo simples cortinas.

3. Y Natán le contestó: —Pues haz todo lo que te has propuesto, porque cuentas con el apoyo del Señor.

4. Pero aquella misma noche, el Señor se dirigió a Natán y le dijo:#7.4 El Señor habla a David por medio de un profeta y no, como lo había hecho regularmente, a través del efod, el tumim y el urim (véase 2 S 2.1 n.).

5. «Ve y habla con mi siervo David, y comunícale que yo, el Señor, he dicho: “No serás tú quien me construya un templo para que habite en él.

6. Desde el día en que saqué de Egipto a los israelitas, hasta el presente, nunca he habitado en templos, sino que he andado en simples tiendas de campaña.#7.6 Cf. Ex 26; 36.8-38.

7. En todo el tiempo que anduve con ellos, jamás le pedí a ninguno de sus caudillos, a quienes puse para que gobernaran a mi pueblo Israel, que me construyera un templo de madera de cedro.”#7.7 Templo de madera de cedro: En el antiguo Oriente, los templos y palacios solían ser de cedro (2 S 5.11; 1 R 5.10), porque era muy difícil que los insectos pudieran destruir esa madera.

8. Por lo tanto, dile a mi siervo David que yo, el Señor todopoderoso, le digo: “Yo te saqué del redil, y te quité de andar tras el rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel;

9. te he acompañado#7.9 Véase 1 S 18.12 n. por dondequiera que has ido, he acabado con todos los enemigos que se te enfrentaron, y te he dado gran fama, como la que tienen los hombres importantes de este mundo.

10. Además he preparado un lugar para mi pueblo Israel, y allí los he instalado para que vivan en un sitio propio, donde nadie los moleste ni los malhechores los opriman como al principio,

11. cuando puse caudillos que gobernaran a mi pueblo Israel. Yo haré que te veas libre de todos tus enemigos. Y te hago saber que te daré descendientes,

12. y que cuando tu vida llegue a su fin y mueras, yo estableceré a uno de tus descendientes y lo confirmaré en el reino.

13. Él me construirá un templo, y yo afirmaré su reino para siempre.

14. Yo le seré un padre, y él me será un hijo. Y cuando cometa una falta, yo lo castigaré y lo azotaré como todo padre lo hace con su hijo,#7.14 Cf. 8.5; 1 R 11.34; Sal 89.30-33. Cf. también Heb 12.7.

15. pero no le retiraré mi bondad como se la retiré a Saúl, al cual quité para ponerte a ti en su lugar.

16. Tu dinastía y tu reino estarán para siempre seguros bajo mi protección, y también tu trono quedará establecido para siempre.”»#7.16 Tu dinastía, tu reino... tu trono quedará establecido para siempre: A partir de la profecía de Natán, David y su dinastía fueron portadores de una promesa divina incondicional. Basados en esta promesa, los profetas y salmistas orientaron la esperanza de Israel hacia el futuro. Los temas que más se destacan en la expresión de esta esperanza mesiánica son la estabilidad eterna de la dinastía davídica (Sal 89.19-37[20-38]; 132.11; Is 9.6-7; 11.1-10), la filiación divina del rey (véase Sal 2.7 n.), su entronización a la derecha de Dios (Sal 110.1) y su dominio universal (Sal 2). En medio de la crisis provocada por la destrucción de Jerusalén y la caída del Ungido del Señor en poder de los paganos (cf. Lm 4.20), esa esperanza no desfalleció, sino que se robusteció cada vez más, concentrándose en la figura de un rey ideal, el Mesías descendiente de David. El NT proclama el cumplimiento de esta esperanza mesiánica en la persona y en la obra de Jesús (cf. Lc 4.16-21). Véase Mesías en el Índice temático.

17. Natán le contó todo esto a David, exactamente como lo había visto y oído.

18. Entonces el rey David entró para hablar delante del Señor, y dijo: «Señor, ¿quién soy yo y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar hasta aquí?#7.18 Delante del Señor: Véase 2 R 19.14 n. ¿Quién soy yo... hasta aquí?: Véase 1 S 9.21 nota.

19. ¡Y tan poca cosa te ha parecido esto, Señor, que hasta has hablado del porvenir de la dinastía de tu siervo! ¡Ningún hombre actúa como tú, Señor!

20. ¿Qué más te puedo decir, Señor, si tú conoces a este siervo tuyo?

21. Todas estas maravillas las has hecho, según lo prometiste y lo quisiste, para que yo las conociera;

22. por lo tanto, Señor mío, ¡qué grandeza la tuya! Porque no hay nadie como tú,#7.22 Como tú: 1 R 8.22; Jer 10.6-7. ni existe otro dios aparte de ti, según todo lo que nosotros mismos hemos oído.

23. En cuanto a Israel, tu pueblo, ¡no hay otro como él, pues es nación única en la tierra!#7.23 Tierra: Dt 4.7-8. Tú, oh Dios, lo libertaste para que fuera tu pueblo, y lo hiciste famoso haciendo por él cosas grandes y maravillosas. Tú arrojaste de delante de tu pueblo, al que rescataste de Egipto, a las demás naciones y a sus dioses,#7.23 Cf. Dt 7.8; 9.26.

24. porque tú has determinado que Israel sea tu pueblo para siempre, y que tú, Señor, serás su Dios.#7.24 Cf. Dt 26.17-18; 27.9; 29.13.

25. »Así pues, Señor y Dios, mantén para siempre la promesa que has hecho a tu siervo y a su dinastía, y cumple lo que has dicho.

26. ¡Que tu nombre sea siempre engrandecido, y se diga que el Señor todopoderoso es el Dios de Israel! ¡Que la dinastía de David, tu siervo, se mantenga firme con tu protección!

27. Tú, Señor todopoderoso, me has hecho saber que vas a establecer mi dinastía; por eso yo, aunque soy tu siervo, me atrevo a hacerte esta súplica.

28. Tú, Señor, eres Dios, y tus palabras son verdaderas, y has prometido a tu siervo tanta bondad;

29. dígnate, pues, bendecir la dinastía de tu siervo para que permanezca siempre bajo tu protección. Tú, Señor Dios, lo has prometido, y con tu bendición la dinastía de tu siervo será bendita para siempre.»

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