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Hechos 7 DHH94I

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1. El sumo sacerdote le preguntó a Esteban si lo que decían de él era cierto,

2. y él contestó: «Hermanos y padres, escúchenme: Nuestro glorioso Dios se mostró a nuestro antepasado Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que se fuera a vivir a Harán,

3. y le dijo: “Deja tu tierra y a tus parientes, y vete a la tierra que yo te mostraré.”

4. Entonces Abraham salió de Caldea y se fue a vivir a Harán. Después murió su padre, y Dios trajo a Abraham a esta tierra,#7.4 Esta tierra: la de Canaán, o Palestina. donde ustedes viven ahora.#7.2-4 Gn 11.31—12.5.

5. Pero no le dio ninguna herencia en ella; ni siquiera un lugar donde poner el pie. Pero sí le prometió que se la daría, para que después de su muerte fuera de sus descendientes#7.5 Gn 12.7; 13.15; 15.18; 17.8. (aunque en aquel tiempo Abraham todavía no tenía hijos).

6. Además, Dios le dijo que sus descendientes vivirían como extranjeros en una tierra extraña, y que serían esclavos, y que los maltratarían durante cuatrocientos años.#7.6 Cuatrocientos años: según Gn 15.13, aunque Ex 12.40 habla de 430 años.

7. Pero también le dijo Dios: “Yo castigaré a la nación que los haga esclavos, y después ellos saldrán de allí y me servirán en este lugar.”#7.7 Alusión a las palabras dichas a Moisés respecto al monte Sinaí (Ex 3.12); Esteban las aplica a este lugar, es decir, al templo, situado en el monte Sión.

8. En su alianza, Dios ordenó a Abraham la práctica de la circuncisión.#7.8 Circuncisión: Cf. Gn 17.10-14, y véase Índice temático. Por eso, a los ocho días de haber nacido su hijo Isaac, Abraham lo circuncidó. Lo mismo hizo Isaac con su hijo Jacob, y este hizo lo mismo con sus hijos, que fueron los padres de las doce tribus de Israel.

9. »Estos hijos de Jacob, que fueron nuestros antepasados, tuvieron envidia de su hermano José, y lo vendieron para que se lo llevaran a Egipto. Pero Dios, que estaba con José,#7.9 Gn 39.2-3,21.

10. lo libró de todas sus aflicciones. Le dio sabiduría y lo hizo ganarse el favor del faraón, rey de Egipto,#7.10 Faraón: Cf. Gn 41.15-16,25-36. el cual nombró a José gobernador de Egipto y del palacio real.

11. »Hubo entonces hambre y mucha aflicción en todo Egipto y en Canaán, y nuestros antepasados#7.11 Nuestros antepasados: los hijos de Jacob (v. 8). no tenían qué comer.

12. Pero cuando Jacob supo que en Egipto había de comer, mandó allá a sus hijos, es decir, a nuestros antepasados. Este fue el primer viaje que hicieron.

13. Cuando fueron por segunda vez, José se dio a conocer a sus hermanos, y así el faraón supo de qué raza era José.

14. Más tarde, José ordenó que su padre Jacob y toda su familia, que eran setenta y cinco personas,#7.14 Setenta y cinco: Así, según la versión griega (LXX) de Gn 46.27 y Ex 1.5; el texto hebreo de estos pasajes dice setenta. fueran llevados a Egipto.#7.14 Gn 45.9—47.12.

15. De ese modo Jacob se fue a vivir a Egipto; y allí murió, y allí murieron también nuestros antepasados.

16. Los restos de Jacob fueron llevados a Siquem, y fueron enterrados en el sepulcro que Abraham había comprado por cierta cantidad de dinero a los hijos de Hamor, en Siquem.#7.15-16 Según el AT, Jacob fue sepultado en Hebrón, en la cueva de Macpela (Gn 49.29-32; 50.7-13), que había sido comprada por Abraham (Gn 23.1-20); el sepultado en Siquem fue José (Jos 24.32), en un campo comprado por Jacob (Gn 33.18-19).

17. »Cuando ya se acercaba el tiempo en que había de cumplirse la promesa hecha por Dios a Abraham, el pueblo de Israel había crecido en Egipto y se había hecho numeroso;

18. y por entonces comenzó a gobernar en Egipto un rey que no había conocido a José.

19. Este rey engañó a nuestro pueblo y maltrató a nuestros antepasados; los obligó a abandonar y dejar morir a sus hijos recién nacidos.#7.19 Ex 1.10-11,22.

20. En aquel tiempo nació Moisés. Fue un niño extraordinariamente hermoso, y sus padres lo criaron en su casa durante tres meses.

21. Cuando tuvieron que abandonarlo, la hija del faraón lo recogió y lo crió como si fuera su propio hijo.

22. De esa manera Moisés fue instruido en la sabiduría de los egipcios, y fue un hombre poderoso en palabras y en hechos.#7.22 Cf. Lc 24.19.

23. »A la edad de cuarenta años, Moisés decidió visitar a los israelitas, que eran su propio pueblo.

24. Pero al ver que un egipcio maltrataba a uno de ellos, Moisés salió en su defensa, y lo vengó matando al egipcio.

25. Y es que Moisés pensaba que sus hermanos los israelitas se darían cuenta de que por medio de él Dios iba a libertarlos; pero ellos no se dieron cuenta.

26. Al día siguiente, Moisés encontró a dos israelitas que se estaban peleando y, queriendo ponerlos en paz, les dijo: “Ustedes son hermanos; ¿por qué se maltratan el uno al otro?”

27. Entonces el que maltrataba a su compañero empujó#7.27 Empujó:: detalle que no está en Ex. a Moisés, y le dijo: “¿Quién te ha puesto a ti como jefe y juez entre nosotros?

28. ¿Acaso quieres matarme, como mataste ayer al egipcio?”

29. Al oír esto, Moisés huyó y se fue a la tierra de Madián. Allí vivió como extranjero, y tuvo dos hijos.#7.29 Ex 2.15; 18.3-4.

30. »Cuarenta años después, en el desierto, cerca del monte Sinaí,#7.30 Sinaí: Horeb (Ex 3.1) es otro nombre del mismo monte. un ángel se le apareció en el fuego de una zarza que estaba ardiendo.

31. Moisés se asombró de aquella visión, y cuando se acercó para ver mejor, oyó la voz del Señor, que decía:

32. “Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” Moisés comenzó a temblar de miedo, y no se atrevía a mirar.

33. Entonces el Señor le dijo: “Descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado.

34. Claramente he visto cómo sufre mi pueblo, que está en Egipto. Los he oído quejarse y he bajado para librarlos. Por lo tanto, ven, que te voy a enviar a Egipto.”

35. »Aunque ellos habían rechazado a Moisés y le habían dicho: “¿Quién te nombró jefe y juez?”, Dios lo envió como jefe y libertador,#7.35 Se describe el rechazo de Moisés y su engrandecimiento como libertador, en términos semejantes a los usados en la predicación acerca de Jesús (cf. Hch 5.31). por medio del ángel que se le apareció en la zarza.

36. Y fue Moisés quien sacó de Egipto a nuestros antepasados, después de hacer milagros#7.36 Cf. Hch 2.22. en aquella tierra, en el Mar Rojo, y en el desierto durante cuarenta años.

37. Este mismo Moisés fue quien dijo a los israelitas: “Dios hará que salga de entre ustedes un profeta como yo.”#7.37 Dt 18.15,18, pasaje referido a Cristo en la proclamación hecha poco antes por los apóstoles (Hch 3.22-23).

38. Y cuando Israel estaba reunido en el desierto, fue también Moisés quien sirvió de intermediario entre el ángel que le hablaba en el monte Sinaí#7.38 Ex 19.1—20.17; Dt 5.1-21. y nuestros antepasados; él fue quien recibió palabras de vida#7.38 Lv 18.5; Dt 4.1; 8.1-3; 30.15-20; Ez 33.15; Ro 10.5; cf. Hch 5.20; Heb 4.12; 1 P 1.23. para pasárnoslas a nosotros.

39. »Pero nuestros antepasados no quisieron obedecerlo, sino que lo rechazaron#7.39 Rechazaron: Cf. 7.27, y véase 7.35 n. y quisieron volverse a Egipto.#7.39 Nm 14.3-4; cf. Neh 9.17.

40. Le dijeron a Aarón: “Haznos dioses que nos guíen, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés que nos sacó de Egipto.”

41. Entonces hicieron un ídolo que tenía forma de becerro, mataron animales para ofrecérselos y celebraron una fiesta en honor del ídolo que ellos mismos habían hecho.

42. Por esto, Dios se apartó de ellos#7.40-42 Esteban señala el episodio del becerro de oro (Ex 32.1-6) como la ocasión clave en que los israelitas rechazaron tanto a Moisés como a Dios, lo cual provocó que Dios, a su vez, los rechazara. y los dejó adorar a las estrellas del cielo.#7.42 Cf. Jer 8.2; 19.13. El culto a las estrellas estaba prohibido al pueblo de Dios (Dt 4.19; 17.2-5). Pues así está escrito en el libro de los profetas:#7.42-43 El libro de los profetas: expresión que se refiere a la colección de los doce profetas llamados Menores. La cita es de Am 5.25-27 (gr.), sólo que aquí dice Babilonia en lugar de Damasco, recordando el cautiverio babilónico de los judíos. El texto hebreo del pasaje de Amós presenta algunas dificultades; en él, los dioses mencionados son de Babilonia o de Asiria. “Israelitas, ¿acaso en los cuarenta años del desierto me ofrecieron ustedes sacrificios y ofrendas?

43. Por el contrario, cargaron con el santuario del dios Moloc#7.43 Moloc: dios de los amonitas, que vivían al oriente del río Jordán. y con la estrella del dios Refán,#7.43 Refán: dios egipcio correspondiente al planeta Saturno. imágenes de dioses que ustedes mismos se hicieron para adorarlas. Por eso los lanzaré a ustedes al destierro más allá de Babilonia.”

44. »Nuestros antepasados tenían en el desierto la tienda de la alianza,#7.44 Tienda de la alianza (Lit. tienda del testimonio): en irónico contraste con el santuario del dios Moloc en el v. 43. (cf. Ex 26). Esteban considera que la tienda desmontable y movible, hecha por Moisés según el modelo que Dios le había mostrado, era el santuario ideal. (Cf. Heb 8—9, donde la tienda, no el templo, se presenta como modelo del culto.) que fue hecha tal como Dios se lo ordenó a Moisés cuando le dijo que la hiciera según el modelo que había visto.

45. Nuestros antepasados recibieron esta tienda en herencia, y los que vinieron con Josué la trajeron consigo cuando conquistaron la tierra de los otros pueblos, a los que Dios arrojó de delante de ellos. Allí estuvo hasta los días de David.

46. Él encontró favor delante de Dios, y le pidió un lugar donde viviera la descendencia de Jacob;#7.46 2 S 7.1-16; 1 Cr 17.1-14. La descendencia de Jacob: Lit. la casa de Jacob. Algunos mss. dicen el Dios de Jacob.

47. pero fue Salomón quien construyó el templo#7.47 Templo: Lit. casa, de carácter fijo, en contraste con la tienda de los vv. anteriores. de Dios.#7.47 1 R 6.1-38; 2 Cr 3.1-14.

48. Aunque el Dios altísimo no vive en templos hechos por la mano de los hombres.#7.48 Cf. lo dicho por Salomón, constructor del templo (1 R 8.27); cf. también Hch 17.24. Como dijo el profeta:

49. “El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué clase de casa me construirán?, dice el Señor; ¿cuál será mi lugar de descanso,

50. si yo mismo hice todas estas cosas?”

51. »Pero ustedes —siguió diciendo Esteban— siempre han sido tercos,#7.51 Tercos: Lit. duros de cerviz (cf. Ex 32.9; 33.3,5; Dt 10.16; 31.27). y tienen oídos y corazón paganos.#7.51 Oídos y corazón paganos: Lit. incircuncisos de corazón y de oídos, expresión empleada en Lv 26.41; Jer 4.4; 6.10; 9.26 (25). Siempre están en contra del Espíritu Santo.#7.51 Están en contra del Espíritu Santo: Cf. Is 63.10. Son iguales que sus antepasados.

52. ¿A cuál de los profetas no maltrataron los antepasados de ustedes? Ellos mataron a quienes habían hablado de la venida de aquel que es justo,#7.52 Aquel que es justo: Véase Hch 3.13-14 n.; cf. Hch 2.23,36; 3.13-15. y ahora que este justo ya ha venido, ustedes lo traicionaron y lo mataron.#7.52 Cf. Mt 23.29-37.

Muerte de Esteban

53. Ustedes, que recibieron la ley por medio de ángeles,#7.53 Gl 3.19; Heb 2.2. Según algunas tradiciones judías, apoyadas en parte por la versión griega (LXX) de Dt 33.2, Dios había dado la ley por mediación de ángeles. no la obedecen.»

54. Cuando oyeron estas cosas, se enfurecieron y rechinaron los dientes#7.54 Rechinaron los dientes: gesto de odio y de cólera. Cf. Hch 5.33. contra Esteban.

55. Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios.

56. Entonces dijo: —¡Miren! Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre#7.56 Hijo del hombre: título que Jesús se aplica a sí mismo en los evangelios; véase Índice temático. Cf. Lc 22.69. a la derecha de Dios.

57. Pero ellos se taparon los oídos, y dando fuertes gritos se lanzaron todos contra él.

58. Lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon; los que hacían de testigos contra él dejaron sus ropas#7.58 Sus ropas: las de los testigos (Hch 22.20), quienes, según Dt 17.7, tenían que lanzar las primeras piedras. al cuidado de un joven llamado Saulo.#7.58 Saulo: nombre hebreo del apóstol Pablo (Hch 13.9).,#7.57-58 Es difícil saber si esto fue una acción oficial de la Junta Suprema o un simple linchamiento; la mención de los que hacían de testigos contra él sugiere algún proceso jurídico.

59. Mientras lo apedreaban, Esteban oró, diciendo: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»#7.59 Sal 31.5 (6); Lc 23.46.

60. Luego se puso de rodillas y gritó con voz fuerte: «¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!»#7.60 Cf. Lc 23.34. Las últimas palabras de Esteban, aquí y en el v. 59, recuerdan las de Jesús en la cruz (véase Hch 6.8 n.). Habiendo dicho esto, murió.

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