Daniel 7 DHH94I
1. Una noche, durante el primer año del reinado de Belsasar#7.1 Belsasar: Véanse las notas correspondientes a Dn 5.1 y 5.2-3. en Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones. En cuanto se despertó, puso por escrito las cosas principales que había soñado. Esto es lo que escribió:
2. «Yo veía en mi sueño que los cuatro vientos soplaban y agitaban las aguas del gran mar.#7.2 El gran mar alborotado por los vientos es el caos primitivo de los antiguos relatos de creación (véanse Gn 1.2 nota; 1.21 n.). De este modo, la visión se remonta hasta el comienzo de la historia humana, a fin de abarcarla desde el principio hasta el fin (cf. v. 22).
3. De repente, cuatro enormes monstruos,#7.3 Cuatro enormes monstruos: La representación simbólica de reinos o naciones con figuras de animales (cf. v. 17) es bastante frecuente y aparece en distintas culturas. Estos cuatro animales de aspecto monstruoso corresponden a los cuatro metales de la estatua descrita en Dn 2.31-35. Véase Dn 2.38-40 n. diferentes uno del otro, salieron del mar.#7.3 Salieron del mar: La referencia al lugar de donde proceden estos animales monstruosos pone de relieve su carácter maligno y perjudicial. Cf. Ap 13.1; 17.8.
4. El primero se parecía a un león, pero tenía alas de águila. Mientras yo lo estaba mirando, le arrancaron las alas, lo levantaron del suelo y lo apoyaron sobre sus patas traseras, poniéndolo de pie como un hombre, y su cerebro se convirtió en el de un ser humano.#7.4 Su cerebro... ser humano: probable alusión a Dn 4.36(33), donde se relata cómo Nabucodonosor, junto con la razón, recupera también su dignidad humana.
5. »El segundo se parecía a un oso, alzado más de un lado que de otro, el cual tenía tres costillas entre los dientes; y oí que le decían: “¡Anda, come toda la carne que puedas!”
6. »El tercero se parecía a un leopardo, pero con cuatro alas en la espalda; también vi que tenía cuatro cabezas y que se le entregaba el poder.
7. »El cuarto monstruo que vi en mis visiones era terrible, espantoso, y de una fuerza extraordinaria. Tenía grandes dientes de hierro; todo lo devoraba y destrozaba, y pisoteaba las sobras. Era un monstruo diferente de todos los que yo había visto en mi sueño, y tenía diez cuernos#7.7 En el antiguo Oriente, los cuernos simbolizaban la fuerza (véase Ex 27.2 n.). De ahí la aptitud de este símbolo para representar a los reyes (v. 24). Cf. Ap 12.3; 13.1. en la cabeza.
El juicio de Dios8. »Mientras yo estaba mirando los cuernos, vi que de entre ellos salía otro cuerno más pequeño, y entonces le arrancaron tres cuernos para dejar lugar al último que le había salido, el cual tenía ojos como los de un ser humano y una boca que hablaba con mucha arrogancia.
9. »Seguí mirando, hasta que fueron puestos unos tronos y un Anciano#7.9 Un Anciano: Lit. un Anciano de días, hebraísmo con el que se designa a una persona de edad y aspecto venerables. Aquí la expresión se refiere a Dios, el Juez universal que va a juzgar a los reinos de este mundo. se sentó. Su vestido era blanco como la nieve, y su cabello como lana limpia. El trono y sus ruedas eran llamas de fuego,
10. y un río de fuego salía de delante de él. Miles y miles le servían, y millones y millones estaban de pie en su presencia. El tribunal dio principio a la sesión, y los libros fueron abiertos.#7.10 En estos libros están anotadas las acusaciones y en ellos van a quedar registradas las sentencias. Cf. Ap 20.12.
11. »Yo estaba mirando, atraído por las cosas tan arrogantes que el cuerno pequeño decía; y mientras estaba mirando, mataron al monstruo y lo despedazaron, y luego lo echaron al fuego para que se quemara.
12. También a los otros monstruos se les quitó el poder, pero los dejaron seguir viviendo hasta que les llegara su hora.
13. »Yo seguía viendo estas visiones en la noche. De pronto: »Vi que venía entre las nubes#7.13 Las nubes del cielo se contraponen al gran mar del que procedían los animales de aspecto monstruoso (v. 2). alguien parecido a un hijo de hombre,#7.13 Alguien parecido a un hijo de hombre: Nótese la dimensión colectiva que tiene esta misteriosa figura, ya que el reino que le es conferido lo reciben también los santos del Altísimo (vv. 18,27). Cf. Mt 24.30; 26.64; Mc 13.26; 14.62; Lc 21.27; Ap 1.7,13; 14.14. el cual fue a donde estaba el Anciano; y le hicieron acercarse a él.
14. Y le fue dado el poder, la gloria y el reino, y gente de todas las naciones y lenguas le servían. Su poder será siempre el mismo, y su reino jamás será destruido.
15. »Yo, Daniel, sentí que el terror se apoderaba de mí; y muy preocupado por todo lo que había visto,
16. me acerqué a uno de los que estaban allí de pie, y le pedí que me explicara todo aquello. Él aceptó explicármelo,#7.16 Las visiones simbólicas, como los sueños, resultan incomprensibles si alguien no las interpreta (cf. Dn 2.36; 4.18[15]). En los caps. anteriores, el intérprete era Daniel; ahora, en cambio, él recibe las explicaciones de un ángel que actúa como intermediario de las revelaciones divinas (Dn 8.15-19). Cf. Ez 40—42; Zac 1.7—6.8, y véanse también Dn 1.17 n.; 2.36 n. y me dijo:
17. “Estos cuatro monstruos son cuatro reyes que dominarán el mundo.#7.17 Dominarán el mundo: otra posible traducción: se levantarán de la tierra. Una vez más aparece aquí la idea, típicamente apocalíptica, de los reinos que se van sucediendo en el dominio del mundo (véase Dn 2.1-49 n.; 2.38-40 n.). La enumeración de los imperios no pretende ser completa, sino que con el número cuatro se representa simbólicamente una totalidad mucho mayor. Cf. Dn 7.2; 8.8, donde la mención de los cuatro vientos del cielo (es decir, de los cuatro puntos cardinales) sugiere la idea de universalidad. Cf. Ap 7.1
18. Pero después el reino será entregado al pueblo del Dios altísimo,#7.18 Pueblo del Dios altísimo: Lit. los santos del Altísimo. Algunos intérpretes han visto en esta expresión una referencia a los ángeles; pero en realidad se trata de seres humanos, ya que han sido perseguidos y muchos de ellos han padecido incluso el martirio (cf. v. 25). Son santos porque, como miembros del pueblo elegido, han sido puestos aparte y consagrados al servicio de Dios. y será suyo por toda la eternidad.”
19. »Yo quería saber más acerca del cuarto monstruo, que era tan diferente de los otros, pues su aspecto era horrible: tenía dientes de hierro y garras de bronce; todo lo devoraba y destrozaba, y pisoteaba las sobras.
20. También quería yo saber más acerca de sus diez cuernos, y del cuerno pequeño que tenía ojos y una boca que hablaba con mucha arrogancia, pues hasta parecía más grande que los otros cuernos, y tres cuernos habían caído para dejarle lugar.
21. Entonces vi que este cuerno luchaba contra el pueblo de Dios, y lo vencía,#7.20-21 En el cuerno que lucha contra el pueblo de Dios y lo vence temporariamente, muchos reconocen a Antíoco IV, rey de Siria (175-164 a.C.), que se hizo llamar Epifanes, es decir, «(dios) manifestado». Según Dn 11.36-37, la arrogancia de este rey fue tal que lo llevó a considerarse superior a sus propios dioses. Cf. 1 Mac 1.10,24; Ap 13.7. Véase la Tabla cronológica.
22. hasta que llegó el Anciano e hizo justicia al pueblo del Dios altísimo, pues se había cumplido el tiempo para que el pueblo de Dios tomara posesión del reino.
23. Y dijo: »“El cuarto monstruo será un cuarto reino que habrá sobre la tierra, diferente de todos los demás. Devorará toda la tierra, la pisoteará y la destrozará.
24. Los diez cuernos son diez reyes que reinarán en ese reino. Después de ellos subirá otro al poder, que será muy diferente de los primeros y que derribará a tres de estos reyes.#7.23-24 Según muchos intérpretes, este cuarto monstruo es el imperio griego de Alejandro Magno (véanse Dn 8.7 n.; 8.21 n.). En tal caso, los diez cuernos representan a los reyes de la dinastía seléucida, que fueron sus herederos directos en el dominio de Siria y de las regiones adyacentes (véanse Dn 2.41 n.; 8.8 n.). Véase también la Tabla cronológica.
25. Insultará al Dios altísimo e irá acabando con su pueblo; tratará de cambiar la ley de Dios y las fiestas#7.25 Posible alusión a las medidas persecutorias del rey Antíoco IV contra la religión judía. Este rey, en efecto, no sólo introdujo prácticas idolátricas en el templo de Jerusalén (véase Dn 9.27 nota), sino que además quiso obligar al pueblo judío a abandonar la observancia del sábado, a suprimir sus fiestas religiosas (cf. Dn 12.11), a comer alimentos prohibidos (cf. Dn 1.5) y a no circuncidar a sus hijos. Cf. 1 Mac 1.41-64. religiosas, y el pueblo de Dios estará bajo su poder#7.25 El conflicto entre el rey Antíoco IV y el pueblo de Israel se inscribe en un drama mucho más vasto, que afecta al pueblo de Dios a lo largo de toda su historia terrena. Para estar a la altura de su vocación y de su misión, ese pueblo debe pasar por las pruebas que Dios le impone para purificarlo y perfeccionarlo (Dn 11.35; 12.10; cf. Dt 8.2; Heb 12.3-11). De ahí que el Apocalipsis de Juan haya actualizado el mensaje de Dn para la iglesia perseguida por el imperio romano. durante tres años y medio.#7.25 La persecución de Antíoco IV duró de hecho desde el año 168 hasta el 165 a.C., es decir, aprox., unos tres años y medio. Pero téngase en cuenta, asimismo, que tres y medio es la mitad de siete, cifra que en la simbología bíblica representa lo bien terminado y completo (véase Gn 4.18 n.). Por lo tanto, este número de años podría tener un valor simbólico además de su valor real, ya que sugiere la idea de algo inconcluso y frustrado antes de llegar a su meta. Cf. Dn 12.7; Ap 12.14; 13.5-6.
26. Pero el tribunal celebrará un juicio, y se le arrebatará el poder, dejándolo completamente destruido.
27. Y el reino, el poder y la gloria de todos los reinos de la tierra serán dados al pueblo del Dios altísimo.#7.27 Sab 3.8; Ap 20.4. Su reino permanecerá para siempre, y todos los pueblos de la tierra le servirán y le obedecerán.”
28. »Este es el final del relato. Y yo, Daniel, me quedé muy preocupado y me puse pálido; pero no dije nada a nadie sobre este asunto.»