Hebreos 1 DHH94I
1. En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados#1.1 Nuestros antepasados: las generaciones anteriores del pueblo hebreo, en tiempos del AT. muchas veces y de muchas maneras por medio de los profetas.#1.1 Profetas: en general los autores del AT.
2. Ahora, en estos tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual creó los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las cosas.
3. Él es el resplandor glorioso de Dios,#1.3 Resplandor: Cf. Jn 1.4-9,14; también Sab 7.25-26, donde algo parecido se dice de la sabiduría. la imagen misma de lo que Dios es y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa.#1.2-3 Así como en Jn 1.1-3,14-18; 1 Co 8.6; Col 1.15-17, el Hijo de Dios, por medio de quien Dios creó los mundos (v. 2) y quien sostiene todas las cosas, es el que ahora nos ha hablado para darnos la revelación de Dios. Véase Jn 1.1 n. Después de limpiarnos de nuestros pecados,#1.3 Limpiarnos de nuestros pecados: referencia a la obra sacerdotal de Cristo, tema que será tratado más a fondo en Heb 9.11—10.18. se ha sentado en el cielo, a la derecha del trono de Dios,#1.3 A la derecha del trono de Dios: manera tradicional de referirse al Cristo exaltado y glorificado (Mc 14.62; Lc 22.69; Hch 2.33), basada en Sal 110.1. Véase 1.13 n., y cf. también 8.1; 10.12; 12.2.
4. y ha llegado a ser superior a los ángeles, pues ha recibido en herencia un título mucho más importante que el de ellos.#1.4 Hijo de Dios: Cf. 1.2,5.
5. Porque Dios nunca dijo a ningún ángel:#1.5-14 El autor cita una serie de siete pasajes del AT, considerados como profecías mesiánicas, para demostrar que Jesucristo es superior a los ángeles y a la creación entera. «Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy.»#1.5 Sal 2.7; esta cita, que se refería originalmente a la coronación de un rey israelita sucesor de David, se aplica en el NT al Mesías (cf. Hch 13.33). En el salmo se usa una fórmula de adopción en la que el rey, al ser coronado, era reconocido como hijo de Dios. Ni dijo tampoco de ningún ángel: «Yo seré un padre para él, y él será un hijo para mí.»
6. Pero en otro lugar, al presentar a su Hijo primogénito al mundo, dice: «Que todos los ángeles de Dios lo adoren.»#1.6 El autor combina aquí Dt 32.43 y Sal 97.7, según la versión griega (LXX).
7. Respecto a los ángeles, Dios dice: «Hace que sus ángeles sean como vientos, y como llamas de fuego sus servidores.»#1.7 Sal 104.4 (gr.); véase 1.14 nota.
8. Pero respecto al Hijo, dice: «Tu reinado, oh Dios, es eterno, y es un reinado de justicia.
9. Has amado lo bueno y odiado lo malo; por eso te ha escogido Dios, tu Dios,#1.9 Por eso te ha escogido Dios, tu Dios: otra posible traducción: por eso, oh Dios, tu Dios te ha escogido. y te ha colmado de alegría#1.9 Colmado de alegría: Lit. ungido con aceite de alegría, expresión que aparece en el texto hebreo de Is 61.3 (cf. Sal 23.5). más que a tus compañeros.»
10. También dice: «Tú, oh Señor, afirmaste la tierra desde el principio; tú mismo hiciste el cielo.
11. Todo ello dejará de existir, pero tú permaneces para siempre. Todo ello se gastará como la ropa;
12. ¡lo doblarás como se dobla un vestido, lo cambiarás como quien se cambia de ropa! Pero tú eres el mismo; tu vida no terminará.»#1.10-12 Sal 102.25-27 (26-28) (gr.). El título Señor, que en el salmo se refiere a Dios, se aplica aquí al Hijo de Dios en su función creadora (v. 2).
13. Dios nunca dijo a ninguno de los ángeles: «Siéntate a mi derecha, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies.»#1.13 Sal 110.1. Este salmo, que se cita también en Heb 5.6,10; 7.17,21, era considerado por los judíos como alusivo al Mesías, y así lo usaron Jesús (Mt 22.44 y paralelos) y los apóstoles (Hch 2.33-35; 1 Co 15.25; Ef 1.20). Véase 1.3 nota.
14. Porque todos los ángeles son espíritus al servicio de Dios,#1.14 Espíritus al servicio de Dios: Lit. espíritus servidores (cf. Sal 34.7 [8]; 91.11; Tb 12.15; Mt 4.11; Lc 1.19). enviados en ayuda de quienes han de recibir en herencia la salvación.#1.14 Salvación: El autor vuelve a este tema en Heb 2.3-4,10,14-18; 5.9, y trata de la obra salvadora de Jesús especialmente en los caps. 7—10.