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Hebreos 10 DHH94I

« Ineficacia de la ley antigua

1. Porque la ley de Moisés era solamente una sombra de los bienes que habían de venir, y no su presencia verdadera.#10.1 Sombra: Véase Heb 8.3-5 n., y cf. Col 2.17. Por eso la ley nunca puede hacer perfectos a quienes cada año se acercan a Dios para ofrecerle los mismos sacrificios.

2. Pues si la ley realmente pudiera purificarlos del pecado, ya no se sentirían culpables, y dejarían de ofrecer sacrificios.

3. Pero estos sacrificios sirven más bien para hacerles recordar sus pecados cada año.

El sacrificio de Cristo

4. Porque la sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados.

5. Por eso Cristo, al entrar en el mundo, dijo a Dios: «No quieres sacrificio ni ofrendas, sino que me has dado un cuerpo.#10.5 Me has dado un cuerpo: frase que concuerda con algunos mss. de la versión griega (LXX) del Sal 40.6 (7), y que aquí sirve para fundamentar lo que se dice en Heb 10.10.

6. No te agradan los holocaustos ni las ofrendas para quitar el pecado.

7. Entonces dije: “Aquí estoy, tal como está escrito de mí en el libro, para hacer tu voluntad, oh Dios.”»#10.5-7 Sal 40.6-8 (7-9) (gr.).

8. En primer lugar, dice que Dios no quiere ni le agradan sacrificios ni ofrendas de animales, ni holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer.

9. Y después añade: «Aquí vengo para hacer tu voluntad.»#10.9 Cf. Mt 26.39,42 y paralelos; Jn 4.34; 5.30; 6.38-40. Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone en su lugar uno nuevo.

10. Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo en sacrificio una sola vez y para siempre.

11. Todo sacerdote judío oficia cada día y sigue ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, aunque estos nunca pueden quitar los pecados.

12. Pero Jesucristo ofreció por los pecados un solo sacrificio para siempre, y luego se sentó#10.12 Un solo... se sentó: otra posible traducción: un solo sacrificio, y luego se sentó para siempre. a la derecha de Dios.

13. Allí está esperando hasta que Dios haga de sus enemigos el estrado de sus pies,#10.12-13 Aquí se contempla a Cristo en su doble oficio de sacerdote y rey (véase Heb 1.3 nota). Cf. Sal 110.1,4.

14. porque por medio de una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los que han sido consagrados a Dios.

15. Y el Espíritu Santo nos lo confirma, al decir:

16. «La alianza que haré con ellos después de aquellos días, será esta, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente.

17. Y no me acordaré más de sus pecados y maldades.»#10.16-17 Jer 31.33-34 (cf. Heb 8.8-12).

18. Así pues, cuando los pecados han sido perdonados, ya no hay necesidad de más ofrendas por el pecado.

19. Hermanos, ahora podemos entrar con toda libertad#10.19 Con toda libertad: Heb 4.16; Ef 3.12. Otra posible traducción: sin ningún temor, en contraste con el acceso al santuario terrenal, que estaba muy limitado (Heb 9.7-9). en el santuario gracias a la sangre de Jesús,

20. siguiendo el nuevo camino de vida que él nos abrió a través del velo,#10.20 A través del velo: Véase Heb 6.19 n. Se presenta el velo del santuario como símbolo del propio cuerpo de Cristo, quien con su muerte hizo posible el acceso a la presencia de Dios (v. 5; Heb 9.14). es decir, a través de su propio cuerpo.#10.20 Jn 14.6; cf. Ro 5.2; Ef 2.18.

21. Tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de Dios.#10.21 Cf. Heb 3.6.

22. Por eso, acerquémonos a Dios con corazón sincero y con una fe completamente segura,#10.22 Fe: tema introducido aquí, y expuesto con más detalle en el cap. 11. limpios nuestros corazones de mala conciencia y lavados nuestros cuerpos con agua pura.#10.22 Alusión a la purificación de los sacerdotes (Ex 29.4) y al «agua de la purificación» para los levitas (Nm 8.6-7), que aquí se aplican al bautismo cristiano. Cf. Ez 36.25-26; también Ef 5.26; 1 P 3.21.

23. Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho.

24. Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien.

25. No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor#10.25 Día del Señor: el día del juicio. Cf. Ez 30.3; Hch 2.20; 1 Ts 5.2; y véase Am 5.18 nota. se acerca.

26. Porque si seguimos pecando intencionalmente después de haber conocido la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados;

27. solamente nos queda la terrible amenaza del juicio y del fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios.#10.26-27 Véase Heb 6.4-6 n.; cf. Is 26.11.

28. Cuando alguien desobedece la ley de Moisés, si hay dos o tres testigos que declaren contra él, se le condena a muerte sin compasión.

29. Pues ¿no creen ustedes que mucho mayor castigo merecen los que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su sangre, los que insultan al Espíritu del Dios que los ama? Esa sangre es la que confirma la alianza,#10.29 Esa sangre... confirma la alianza: Véase Heb 9.20 n.; cf. 13.20. y con ella han sido ellos consagrados.

30. Sabemos que el Señor ha dicho: «A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré.» Y ha dicho también: «El Señor juzgará a su pueblo.»#10.30 Dos citas tomadas de Dt 32.35-36; cf. Ro 12.19.

31. ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios viviente!

32. Pero recuerden ustedes los tiempos pasados, cuando acababan ustedes de recibir la luz y soportaron con fortaleza los sufrimientos de una gran lucha.

33. Algunos de ustedes fueron insultados y maltratados públicamente, y otros se unieron en el sufrimiento con los que fueron tratados así.

34. Ustedes tuvieron compasión de los que estaban en la cárcel, y hasta con alegría se dejaron quitar lo que poseían, sabiendo que en el cielo tienen algo que es mucho mejor y que permanece para siempre.

35. No pierdan, pues, su confianza, porque ella les traerá una gran recompensa.

36. Ustedes necesitan tener fortaleza en el sufrimiento, para hacer la voluntad de Dios y recibir así lo que él ha prometido.

37. Pues la Escritura dice: «Pronto, muy pronto, vendrá el que tiene que venir. No tardará.

38. Mi justo por la fe vivirá; pero si se vuelve atrás, no estaré contento de él.»#10.37-38 Hab 2.3-4 (gr.); cf. Ro 1.17; Gl 3.11.

39. Y nosotros no somos de los que se vuelven atrás y van a su condenación, sino de los que alcanzan la salvación porque tienen fe.

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