Hebreos 12 DHH94I
1. Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe,#12.1 Teniendo a... su fe: Lit. estando envueltos en tal nube de testigos. Alusión a las personas mencionadas en el cap. 11, que representan a los que en todo tiempo han demostrado su fe. dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante.#12.1 Sobre la imagen del atleta en la carrera, cf. Hch 20.24; 1 Co 9.24-27; 2 Ti 4.7.
2. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte,#12.2 Lo vergonzoso de esa muerte: El morir crucificado era la muerte más ignominiosa y cruel que se podía imaginar. Cf. Heb 2.10; 5.8-9, y véase Crucifixión, cruz en el Índice temático. porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios.#12.2 Sal 110.1; Ef 1.20; Flp 2.6-11; Heb 1.3; 2.9; 8.1; 10.12.
3. Por lo tanto, mediten en el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no se cansen ni se desanimen.
4. Pues ustedes aún no han tenido que llegar hasta la muerte en su lucha contra el pecado,
5. y han olvidado#12.5 Y han olvidado: También puede traducirse ¿Han olvidado...?, como recordatorio a los lectores más que como reproche. ya lo que Dios les aconseja como a hijos suyos. Dice en la Escritura: «No desprecies, hijo mío, la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda.
6. Porque el Señor corrige a quien él ama, y castiga a aquel a quien recibe como hijo.»#12.5-6 Pr 3.11-12 (gr.).
7. Ustedes están sufriendo para su corrección:#12.7 Están sufriendo para corrección: otra posible traducción: Soporten ustedes la corrección. Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no corrija?
8. Pero si Dios no los corrige a ustedes como corrige a todos sus hijos, entonces ustedes no son hijos legítimos.
9. Además, cuando éramos niños, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían, y los respetábamos. ¿Por qué no hemos de someternos, con mayor razón, a nuestro Padre celestial, para obtener la vida?
10. Nuestros padres aquí en la tierra nos corregían durante esta corta vida, según lo que les parecía más conveniente; pero Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para hacernos santos como él.
11. Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud.#12.5-11 Dt 8.5; 2 S 7.14; 1 Co 11.31-32.
12. Así pues, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas,
Exhortación a la vigilancia13. y busquen el camino derecho, para que sane el pie que está cojo y no se tuerza más.#12.12-13 El autor combina alusiones a Is 35.3 y Pr 4.26, y vuelve a la imagen del atleta, de los vv. 1-2.
14. Procuren estar en paz con todos#12.14 Ro 12.18; cf. Sal 34.14 (15), citado también en 1 P 3.11. y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie podrá ver al Señor.#12.14 Lv 11.45; 1 P 1.15-16.
15. Procuren que a nadie le falte la gracia de Dios, a fin de que ninguno sea como una planta de raíz amarga que hace daño y envenena a la gente.#12.15 Dt 29.18 (17) (gr.).
16. Que ninguno de ustedes se entregue a la prostitución ni desprecie lo sagrado; pues esto hizo Esaú, que por una sola comida vendió sus derechos de hijo mayor.#12.16 Gn 25.29-34. La tradición rabínica acerca de Esaú le atribuía inmoralidades sexuales que no figuran en el relato del AT.
17. Y ustedes saben que después, cuando quiso recibir la bendición de su padre, fue rechazado; y aunque lloró mucho, ya no hubo remedio para lo sucedido.#12.17 Gn 27.30-40. Ya no hubo remedio para lo sucedido: Lit. no halló lugar para un cambio de parecer.
18. Ustedes no se acercaron, como los israelitas, a algo#12.18 A algo: Algunos mss. dicen a un monte. que se podía tocar y que ardía en llamas, donde había oscuridad, tinieblas y tempestad;
19. ni oyeron el sonido de la trompeta ni la voz de Dios. Los que oyeron esa voz rogaron que no les siguiera hablando,
20. porque no podían soportar el mandato que decía: «Al que ponga el pie en el monte, hay que matarlo a pedradas o con lanza, aunque sea un animal.»
21. Tan espantoso era lo que se veía, que el mismo Moisés dijo: «Estoy temblando de miedo.»#12.21 Cf. Dt 9.19.,#12.18-21 El autor hace un contraste entre el monte Sinaí (Ex 19.16-22) y el monte Sión, que se menciona en 12.22, relacionándolos respectivamente con la antigua y la nueva alianza (vv. 23-24).
22. Ustedes, por el contrario, se han acercado al monte Sión, y a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, y a muchos miles de ángeles reunidos para alabar a Dios,#12.22 Monte Sión: equivalente a Jerusalén, símbolo de la ciudad celestial; la Jerusalén terrestre se considera solamente como una sombra de aquélla (véase Heb 8.3-5 n.). Cf. Heb 11.10,14-16; 13.14; también Gl 4.26; Ap 21.2.
23. y a la comunidad de los primeros hijos de Dios#12.22-23 Y a muchos miles... primeros hijos de Dios: otra posible traducción: con sus muchos miles de ángeles, y a la comunidad de los primeros hijos de Dios, reunida para alabarlo. Esta Jerusalén celestial está habitada por los ángeles y los hombres que han alcanzado la salvación eterna. inscritos en el cielo. Se han acercado a Dios, el Juez de todos, a los espíritus de los hombres buenos que Dios ha hecho perfectos,
24. a Jesús, mediador de una nueva alianza,#12.24 Mediador de una nueva alianza: Véase Heb 8.6 nota. y a la sangre con que hemos sido purificados, la cual nos habla mejor que la sangre de Abel.#12.24 La sangre de Abel clamaba por venganza (Gn 4.10); la de Jesús, que habla mejor, ofrece perdón.
25. Por eso tengan cuidado de no rechazar al que nos habla. Pues los que rechazaron a Dios cuando él les llamó la atención aquí en la tierra, no escaparon.#12.25 Ex 20.22. En el desierto, los israelitas rechazaron una y otra vez los mandatos de Dios. Cf. Heb 10.28-29. Y mucho menos podremos escapar nosotros, si le damos la espalda al que nos llama la atención desde el cielo.
26. En aquel tiempo, la voz de Dios hizo temblar la tierra, pero ahora dice: «Una vez más haré temblar no solo la tierra, sino también el cielo.»#12.26 Hag 2.6; cf. Ex 19.18; Is 13.13. Los vv. 26-27 parecen referirse al tiempo del juicio final (cf. 2 P 3.10; Ap 6.12-17; 16.18-21; 20.11; 21.1), ya mencionado en Heb 1.10-12.
27. Al decir «una vez más», se entiende que se quitarán las cosas creadas, lo que puede ser movido, para que permanezca lo que no puede moverse.
28. El reino que Dios nos da, no puede ser movido. Demos gracias por esto, y adoremos a Dios con la devoción y reverencia que le agradan.
29. Porque nuestro Dios es como un fuego que todo lo consume.