Hebreos 2 DHHS94
1. Por esta causa debemos prestar mucha más atención al mensaje que hemos oído, para que no nos apartemos del camino.
2. Los mandamientos que Dios dio en otros tiempos por medio de los ángeles, tenían fuerza de ley, y quienes pecaron y los desobedecieron fueron castigados justamente.
3. ¿Cómo, pues, escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Pues el mismo Señor fue quien anunció primero esta salvación, la cual después confirmaron entre nosotros los que oyeron ese mensaje.
Jesús, semejante a sus hermanos4. Además, Dios la ha confirmado con señales, maravillas y muchos milagros, y por medio del Espíritu Santo, que nos ha dado de diferentes maneras, conforme a su voluntad.
5. Dios no ha puesto bajo la autoridad de los ángeles ese mundo futuro del cual estamos hablando.
6. Al contrario, en un lugar de la Escritura alguien declara: «¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano? ¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él?
7. Por un poco de tiempo lo hiciste algo menor que los ángeles, pero lo coronaste de gloria y honor;
8. todo lo sujetaste debajo de sus pies.» Así que, al sujetarlo todo debajo de sus pies, Dios no dejó nada sin sujetarlo a él. Sin embargo, todavía no vemos que todo le esté sujeto.
9. Pero vemos que Jesús, a quien Dios hizo algo menor que los ángeles por un poco de tiempo, está coronado de gloria y honor, a causa de la muerte que sufrió. Dios, en su amor, quiso que experimentara la muerte para bien de todos.
10. Todas las cosas existen para Dios y por la acción de Dios, que quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso, Dios, por medio del sufrimiento, tenía que hacer perfecto a Jesucristo, el Salvador de ellos.
11. Porque todos son del mismo Padre: tanto los consagrados como el que los consagra. Por esta razón, el Hijo de Dios no se avergüenza de llamarlos hermanos,
12. al decir en la Escritura: «Hablaré de ti a mis hermanos, y te cantaré himnos en medio de la congregación.»
13. También dice: «En él pondré mi esperanza.» Y otra vez dice: «Aquí estoy, con los hijos que Dios me dio.»
14. Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humanas, para derrotar con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo.
15. De esta manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viven como esclavos durante toda la vida.
16. Pues ciertamente no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham.
17. Y para eso tenía que hacerse igual en todo a sus hermanos, para llegar a ser Sumo sacerdote, fiel y compasivo en su servicio a Dios, y para obtener el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio.
18. Y como él mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que también son puestos a prueba.