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Oseas 7 DHHS94

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1. cuando quiero curar a mi pueblo, a Efraín y a Samaria, salta a la vista su pecado y su maldad. Porque todos practican la mentira; como ladrones, entran en las casas y asaltan a la gente en plena calle.

La corrupción de los gobernantes

2. No toman en cuenta que yo recuerdo todas sus maldades. Ahora los acorralan sus propias acciones, que están siempre delante de mis ojos.

3. »Con su maldad y sus mentiras mi pueblo divierte al rey y a los jefes.

4. Todos ellos son adúlteros; son como el horno, que una vez encendido deja el hornero de atizarlo mientras fermenta la masa.

5. En el día de la coronación de nuestro rey, los jefes le hicieron enfermar con el calor del vino. ¡Y él tendió la mano a los que se burlaban!

6. Disponen su corazón para la intriga, como si dispusieran un horno; duerme el hornero toda la noche, pero a la mañana el horno sigue bien encendido.

El pueblo que se apartó de su Dios

7. Sí, todos ellos arden como un horno que devoró a sus gobernantes. Todos sus reyes han caído, y no hay ni uno solo que me invoque.

8. »Efraín se ha mezclado con otros pueblos. Efraín es como una torta cocida solamente por un lado.

9. Gente extraña ha acabado con sus fuerzas sin que él se diera cuenta. ¡Hasta el pelo se le puso blanco sin que él se diera cuenta!

10. El orgullo de Israel es testigo en contra suya. Con todo, ellos no se volvieron ni buscaron al Señor su Dios.

11. Efraín es como una paloma atolondrada, sin inteligencia: pide ayuda a Egipto, acude luego a Asiria…

12. Pero cuando vayan allá, lanzaré mi red sobre ellos; los haré caer como aves del cielo, los atraparé a causa de su maldad.

13. »¡Ay de ellos por haberse apartado de mí! La destrucción los alcanzará porque contra mí se han rebelado. Yo quiero salvarlos, pero ellos mienten en contra mía.

14. Aunque gritan cuando están en la cama, no me invocan de corazón. Para pedir trigo y vino se hacen heridas; ¡se han rebelado contra mí!

15. Yo los había enseñado y había dado fuerzas a sus brazos, pero ellos planearon maldades contra mí.

16. Se volvieron a los ídolos; son como un arco torcido, cuya flecha no da en el blanco. Por hablar con insolencia caerán sus jefes a filo de espada, y en Egipto se burlarán de ellos.

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