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Isaías 41 DHHS94

« Dios promete la liberación a Israel

1. «Callen ante mí, países del mar. Naciones, ármense de todo su valor. Vengan, para que hablemos de este asunto; vamos a reunirnos para discutirlo.

2. ¿Quién fue el que hizo aparecer en el oriente a ese rey que siempre sale victorioso? ¿Quién le entrega las naciones y hace que los reyes se le humillen, para que con su espada y su arco los triture y los disperse como a paja?

3. ¿Quién hace que los persiga y que avance tranquilo como si no tocara el camino con los pies?

4. ¿Quién ha realizado esta obra? ¿Quién, desde el principio, ha ordenado el curso de la historia? Yo, el Señor, el único Dios, el primero y el último.

5. Los países del mar lo vieron y se llenaron de miedo; la tierra tembló de un extremo a otro. Ya se acercan, ya vienen.»

6. Cada artesano ayuda y anima a su compañero.

7. El escultor anima al joyero; el que martilla anima al que golpea el yunque, y dice si la soldadura es buena, y luego asegura la estatua con clavos para que no se tambalee.

8. «Escucha, Israel, pueblo de Jacob, mi siervo, a quien yo he elegido, pueblo descendiente de mi amigo Abraham:

9. Yo te saqué del extremo de la tierra, te llamé desde el rincón más alejado y te dije: “Tú eres mi siervo.” Yo te elegí y no te he rechazado.

10. No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.

11. Todos los que te odian quedarán avergonzados y humillados; los que luchan contra ti quedarán completamente exterminados.

12. Buscarás a tus enemigos y no los encontrarás; los que te hacen la guerra serán como si no existieran.

13. Porque yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano; yo te he dicho: “No tengas miedo, yo te ayudo.”»

14. El Señor afirma: «Israel, pueblo de Jacob, por pequeño y débil que seas, no tengas miedo; yo te ayudo. Yo, el Dios Santo de Israel, soy tu redentor.

15. Haré de ti un instrumento de trillar, nuevo y con buenos dientes; trillarás los montes, los harás polvo, convertirás en paja las colinas.

16. Los aventarás y el viento se los llevará; el huracán los desparramará. Entonces tú te alegrarás en el Señor, estarás orgulloso del Dios Santo de Israel.

17. »La gente pobre y sin recursos busca agua y no la encuentra. Tienen la lengua reseca por la sed; pero yo, el Señor, los atenderé, yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.

18. Haré brotar ríos en los cerros desiertos y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en ciénagas, haré brotar arroyos en la tierra seca.

19. En el desierto plantaré cedros, acacias, arrayanes y olivos; en la tierra seca haré crecer pinos juntamente con abetos y cipreses,

Dios desafía a los falsos dioses

20. para que todo el mundo vea y sepa, y ponga atención y entienda que yo, el Señor, he hecho esto con mi poder, que yo, el Dios Santo de Israel, lo he creado.»

21. El Señor, el rey de Jacob, dice: «Vengan, ídolos, a presentar su defensa, vengan a defender su causa.

22. Vengan a anunciarnos el futuro y a explicarnos el pasado, y pondremos atención; anúnciennos las cosas por venir, para ver en qué terminan;

23. dígannos qué va a suceder después, demuéstrennos que en verdad son dioses. Hagan lo que puedan, bueno o malo, algo que nos llene de miedo y de terror.

24. ¡Pero ustedes no son nada ni pueden hacer nada! Despreciable es aquel que los escoge a ustedes.

25. »Hice aparecer un hombre en el oriente; lo he llamado por su nombre, y llega por el norte. Pisotea a los gobernantes como si fueran barro; como el alfarero, que amasa el barro con sus pies.

26. ¿Quién anunció esto desde el comienzo, para que lo supiéramos? ¿Quién lo predijo desde antes, para que admitiéramos que tiene la razón? Ninguno de ustedes lo anunció, nadie les oyó decir una palabra.

27. Yo fui quien lo anunció a Sión desde el principio, y quien envió a Jerusalén un mensajero para decirle que su gente pronto volvería.

28. Miro, y ninguno de los otros dioses aparece; nadie que pueda dar consejo, nadie que responda a mis preguntas.

29. ¡Ninguno de ellos es nada! Nada pueden hacer; no son más que ídolos vacíos.

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