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Isaías 51 DHH94I

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1. Óiganme todos los que quieren vivir con rectitud y me buscan —dice el Señor. Miren la roca de donde fueron cortados, la cantera de donde fueron sacados;

2. miren a Abraham, su padre, y a Sara, la que les dio la vida. Cuando yo lo llamé, era uno solo, pero lo bendije y le di muchos descendientes.#51.1-2 Los descendientes de Abraham y de Sara, padres del pueblo de Israel, son como piedras extraídas de una roca o de una cantera. Véase Gn 12.2-3 n.

3. Yo seré bondadoso con Sión, la ciudad que estaba toda en ruinas.#51.3 Cf. Sal 74.3-9; 79.1-5. Convertiré las tierras secas del desierto en un jardín, como el jardín que el Señor plantó en Edén.#51.3 El jardín que el Señor plantó: Véase Gn 13.10 nota. Edén: Véase Gn 2.8 n.; cf. también Ez 36.35. Allí habrá felicidad y alegría, cantos de alabanza y son de música.

4. «Pueblos, préstenme atención, escúchenme, naciones: yo publicaré mi enseñanza y mis mandamientos alumbrarán a los pueblos.

5. Mi victoria está cercana, mi acción salvadora está en camino; con mi poder gobernaré a los pueblos. Los países del mar esperarán en mí y confiarán en mi poder.

6. »Levanten los ojos al cielo, y miren abajo, a la tierra: el cielo se desvanecerá como el humo, la tierra se gastará como un vestido y sus habitantes morirán como mosquitos. Pero mi salvación será eterna, mi victoria no tendrá fin.#51.6 Cf. Sal 102.25-28(26-29); Mt 24.35.

7. »Escúchenme, ustedes que saben lo que es justo, pueblo que toma en serio mi enseñanza. No teman las injurias de los hombres, no se dejen deprimir por sus insultos,

8. porque perecerán como un vestido apolillado, como lana roída por gusanos. Pero mi victoria será eterna, mi salvación durará por siempre.»

9. Despierta, despierta, brazo del Señor,#51.9 El brazo es símbolo del poder. Cf. Ex 15.16. ármate de fuerza; despierta como lo hiciste en el pasado, en tiempos muy lejanos. Tú despedazaste a Rahab,#51.9 Rahab: Véase Sal 89.10(11) n. el monstruo marino;#51.9 El monstruo marino: Véase Sal 74.13 n.

10. secaste el mar, el agua del profundo abismo, y convertiste el fondo del mar en camino para que pasaran los libertados.#51.10 Cf. Ex 14.21-22.

11. Así también regresarán los rescatados por el Señor, y entrarán en Sión dando gritos de alegría; sus rostros estarán siempre alegres; encontrarán felicidad y dicha, y el dolor y el llanto desaparecerán.#51.11 Cf. Is 35.10.

12. «Yo, yo mismo, te doy ánimo. ¿A quién tienes miedo? ¿A los hombres? ¿A los hombres mortales, que no son más que hierba?

13. ¿Vas a olvidarte del Señor, tu creador, que extendió el cielo y afirmó la tierra? ¿Vas a temblar continuamente, a todas horas, por la furia de los opresores, que están listos para destruirte? Pero, ¿dónde está esa furia?

14. El que sufría la opresión, pronto quedará libre; no morirá en el calabozo ni le faltará su pan.

15. »Yo soy el Señor tu Dios, mi nombre es Señor todopoderoso; yo agité el mar y rugieron las olas,

16. extendí#51.16 Extendí: según una versión antigua. Heb. planté. Véanse las referencias en Is 48.13 nota. el cielo y afirmé la tierra. Yo puse en tu boca mis palabras#51.16 Cf. Jer 1.9. y te protegí al amparo de mi mano. Yo dije a Sión: “Tú eres mi pueblo.”»

17. Despierta, despierta, Jerusalén, levántate.#51.17 Cf. Is 52.1. Tú sufriste la ira del Señor como quien bebe una copa,#51.17 La copa llena de vino embriagador, que deja postrado, física y mentalmente, al que lo bebe simboliza la ira de Dios y su juicio sobre los malvados. Este símbolo aparece con relativa frecuencia en los profetas y en los Salmos. Véanse Sal 60.3(5) n.; 75.8(9) n., y cf. Jer 25.15; Ap 14.10; 16.19. y la bebe hasta el fondo, hasta quedar borracho.

18. Entre todos los hijos que has tenido, no hay ninguno que te guíe; entre todos los hijos que criaste, no hay ninguno que te lleve de la mano.

19. Estas dos desgracias vinieron sobre ti: tu país fue destruido y saqueado, y tu gente murió por el hambre y la guerra. ¿Quién tendrá lástima de ti? ¿Quién te consolará?

20. Como antílopes atrapados en la red, tus hijos están sin fuerzas, tendidos en la esquina de cualquier calle, heridos por la ira del Señor, por la corrección de tu Dios.

21. Por eso, ciudad desdichada, escucha esto, tú que estás borracha, pero no de vino;

22. tu Señor y tu Dios, el que defiende la causa de su pueblo, dice: «Te voy a quitar de la mano esa copa con que te has emborrachado; ya no volverás a beber más la copa de mi ira.

23. Yo se la daré a los que te atormentaron, a los que te decían: “Échate al suelo, que vamos a pasar sobre ti”; y tú te tendiste en el suelo para que te pisotearan como al polvo.»

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