Isaías 56 DHH94I
1. El Señor dice: «Practiquen la justicia,#56.1 Practiquen la justicia: La parte final del libro de Isaías (caps. 56—66) insiste de modo especial en la necesidad de practicar la justicia. En Is 40—55, se invitaba al pueblo a escuchar la palabra profética que le anunciaba su liberación (Is 42.18; 44.1; 48.1; 51.1). Ahora debe responder a esa acción divina con una conducta apropiada (cf., por ej., Is 58.5-7). hagan lo que es recto, porque pronto voy a llevar a cabo la liberación; voy a mostrar mi poder salvador.
2. Dichoso el hombre que sigue estos mandatos y los cumple con fidelidad, que respeta el sábado#56.2 Cf. Ex 20.8-11; Is 58.13-14; Jer 17.19-27. y no lo profana, que tiene buen cuidado de no hacer nada malo.»
3. Si un extranjero#56.3 Los vv. 3-8 atestiguan que en la comunidad de Israel habían surgido dudas acerca de quiénes podían pertenecer al pueblo de Dios. El profeta responde que también el extranjero y el eunuco (cf. v. 3) pueden ser miembros de ese pueblo si se convierten al verdadero Dios y cumplen sus mandamientos. se entrega al Señor, no debe decir: «El Señor me tendrá separado de su pueblo.» Ni tampoco el eunuco debe decir: «Yo soy un árbol seco.»
4. Porque el Señor dice: «Si los eunucos#56.4-5 Antes los eunucos habían sido excluidos de la comunidad cultual (Dt 23.1[2]) y del sacerdocio (Lv 21.20). Cf. Sab 3.14. respetan mis sábados, y si cumplen mi voluntad y se mantienen firmes en mi alianza,
5. yo les daré algo mejor que hijos e hijas; les concederé que su nombre quede grabado para siempre en mi templo, dentro de mis muros; les daré un nombre eterno, que nunca será borrado.
6. Y a los extranjeros que se entreguen a mí, para servirme y amarme, para ser mis siervos, si respetan el sábado y no lo profanan y se mantienen firmes en mi alianza,
7. yo los traeré a mi monte sagrado#56.7 Monte sagrado: Véase Sal 2.6 n.; cf. 15.1. y los haré felices en mi casa de oración. Yo aceptaré en mi altar sus holocaustos y sacrificios, porque mi casa será declarada casa de oración para todos los pueblos.#56.7 Cf. Mt 21.13; Mc 11.17; Lc 19.46.
Reproches a los malos jefes8. Yo haré que vuelvan y se reúnan los que aún están en el destierro.» Esto lo afirma el Señor, que hace que vuelvan a reunirse los israelitas que estaban dispersos.#56.7-8 Cf. Is 60.1-14.
9. Vengan, fieras salvajes; vengan, animales del bosque, a devorar el rebaño;
10. porque los guardianes de mi pueblo#56.10 Los guardianes de mi pueblo son los jefes de la comunidad, denunciados aquí por su incompetencia, su holgazanería y su inclinación a los excesos en la comida y en la bebida. Véase Jer 2.8 nota. están ciegos, no se dan cuenta de nada. Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar; se pasan la vida echados y soñando; les encanta dormir.
11. Son perros hambrientos que nunca se llenan, son pastores que no entienden nada;#56.11 Cf. Ez 34.2. cada uno sigue su propio camino, solo busca sus propios intereses.
12. Dicen: «Vamos a buscar vino y bebidas fuertes para emborracharnos. Y hagamos mañana lo mismo que hoy, o mucho más aún.»