Santiago 3 DHH94I
1. Hermanos míos, no haya entre ustedes tantos maestros,#3.1 Cf. 1 Co 12.28-29. pues ya saben que quienes enseñamos seremos juzgados con más severidad.
2. Todos cometemos muchos errores; ahora bien, si alguien no comete ningún error en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de controlar todo su cuerpo.
3. Cuando ponemos freno en la boca a los caballos para que nos obedezcan, controlamos todo su cuerpo.
4. Y fíjense también en los barcos: aunque son tan grandes y los vientos que los empujan son fuertes, los pilotos, con un pequeño timón, los guían por donde quieren.
5. Lo mismo pasa con la lengua;#3.5 La lengua: Véase 1.26 n. es una parte muy pequeña del cuerpo, pero es capaz de grandes cosas. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego!
6. Y la lengua es un fuego. Es un mundo de maldad puesto en nuestro cuerpo, que contamina a toda la persona. Está encendida por el infierno#3.6 Infierno: gr. geenna; véase Mc 9.43 nota. mismo, y a su vez hace arder todo el curso de la vida.
7. El hombre es capaz de dominar toda clase de fieras, de aves, de serpientes y de animales del mar, y los ha dominado;
8. pero nadie ha podido dominar la lengua. Es un mal que no se deja dominar y que está lleno de veneno mortal.#3.8 Cf. Sal 140.3 (4), citado también en Ro 3.13.
9. Con la lengua, lo mismo bendecimos a nuestro Señor y Padre, que maldecimos a los hombres creados por Dios a su propia imagen.
10. De la misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermanos míos, esto no debe ser así.
11. De un mismo manantial no puede brotar a la vez agua dulce y agua amarga.
12. Así como una higuera no puede dar aceitunas ni una vid puede dar higos, tampoco, hermanos míos, puede dar agua dulce un manantial de agua salada.#3.12 Cf. Mt 7.16-18; Lc 6.43-45.
13. Si entre ustedes hay alguno sabio y entendido, que lo demuestre con su buena conducta, con la humildad que su sabiduría le da.
14. Pero si ustedes dejan que la envidia les amargue el corazón, y hacen las cosas por rivalidad, entonces no tienen de qué enorgullecerse y están faltando a la verdad.
15. Porque esta sabiduría no es la que viene de Dios, sino que es sabiduría de este mundo, de la mente humana y del diablo mismo.
16. Donde hay envidias y rivalidades, hay también desorden y toda clase de maldad;
17. pero los que tienen la sabiduría que viene de Dios, llevan ante todo una vida pura; y además son pacíficos, bondadosos y dóciles. Son también compasivos, imparciales y sinceros, y hacen el bien.
18. Y los que procuran la paz, siembran en paz para recoger como fruto la justicia.