Jeremías 12 DHHS94
1. Señor, si me pongo a discutir contigo, tú siempre tienes la razón; y sin embargo quisiera preguntarte el porqué de algunas cosas. ¿Por qué les va bien a los malvados? ¿Por qué viven tranquilos los traidores?
2. Tú los plantas, y ellos echan raíces, y crecen y dan fruto. De labios para afuera, te tienen cerca, pero en su interior están lejos de ti.
3. Tú, en cambio, Señor, me conoces; tú me ves y sabes cuáles son mis sentimientos hacia ti. ¡Llévate a esa gente como ovejas al matadero; márcalos para el día de la matanza!
Respuesta de Dios4. ¿Hasta cuándo va a estar seca la tierra y marchita la hierba de los campos? Los animales y las aves se están muriendo por la maldad de los habitantes del país, que piensan que no ves lo que ellos hacen.
5. «Si tanto te cansas corriendo contra gente de a pie, ¿cómo podrás competir con gente de a caballo? En terreno seguro te sientes tranquilo, ¿pero qué harás en la espesura del Jordán?
Tristeza del Señor por la suerte de su pueblo6. Aun tus hermanos, los de tu propia familia, te han traicionado, y a gritos te insultan a tus espaldas. No confíes en ellos, ni aunque te hablen con buenas palabras.
7. »He abandonado a mi pueblo, he rechazado a la que fue mi posesión. He puesto en manos de sus enemigos a la nación que yo tanto amaba.
8. Este pueblo, que fue mi posesión, es ahora para mí como un león en la selva; ruge contra mí, por eso lo aborrezco.
9. Mi pueblo es como un ave de bello plumaje, a la que otras aves atacan. ¡Vengan, todos los animales salvajes; júntense a darse su banquete!
10. Muchos jefes enemigos han destruido mi viñedo, han pisoteado mi campo. Han convertido en desolado desierto el terreno que yo más quiero.
11. Lo dejaron desierto y desolado, y yo lo veo lamentarse. Todo el país está desierto, pero a nadie le preocupa.
12. Por todas las lomas del desierto vinieron hombres violentos, porque yo, el Señor, tengo una espada que destruirá el país de extremo a extremo, y no habrá paz para ninguno.
Promesas del Señor a los pueblos vecinos de Israel13. Sembraron trigo y cosecharon espinos; todos sus trabajos fueron vanos. La cosecha fue un fracaso por causa de mi ardiente ira.»
14. Así dice el Señor acerca de los pueblos malvados, vecinos de Israel, que han destruido la tierra que él dio como herencia a su pueblo Israel: «Yo los arrancaré de sus tierras, y sacaré a Judá de en medio de ellos.
15. Pero después de arrancarlos volveré a tener compasión de ellos, y los haré regresar a su propia tierra y a su propio país.
16. Ciertamente ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, pero ahora podrán establecerse en medio de mi pueblo, si de veras aceptan la religión de mi pueblo y juran por mi nombre diciendo: “Por la vida del Señor.”
17. Pero a la nación que no me obedezca, la arrancaré de raíz y la destruiré. Yo, el Señor, lo afirmo.»