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Jeremías 21 DHH94I

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1 2. El rey Sedequías#21.1-2 En varias oportunidades Sedequías de Judá acudió a Jeremías para consultarlo o pedirle que intercediera ante el Señor. Unas veces, como aquí y en Jer 37.3-10, lo hizo por intermedio de emisarios; otras veces él mismo se encontró con el profeta en privado (Jer 37.17-21; 38.14-28). envió a Pashur, hijo de Malquías,#21.1-2 Pashur, hijo de Malquías: Este oficial del reino no es Pashur, hijo de Imer, era sacerdote e inspector en el templo (Jer 20.1). En Jer 38.1-4 se menciona a este oficial entre los funcionarios que acusaron a Jeremías de traición y pidieron su condena a muerte. y al sacerdote Sofonías, hijo de Maaseías,#21.1-2 Sofonías, hijo de Maaseías: Cf. Jer 29.24-32. a ver a Jeremías y a decirle: «Por favor, consulta al Señor por nosotros, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia,#21.1-2 Nabucodonosor, rey de Babilonia, atacó la ciudad de Jerusalén y la destruyó después de un prolongado asedio (586 a.C.). Cf. 2 R 25.1-11; 2 Cr 36.17-21. Véase Jer 1.14-15 n. nos está atacando. Tal vez quiera el Señor hacer uno de sus milagros y obligue a Nabucodonosor a retirarse.»#21.1-2 El rey Sedequías parece aludir a la milagrosa liberación de Jerusalén acaecida un siglo antes, cuando la ciudad fue atacada y sitiada por Senaquerib, rey de Asiria (2 R 18.13—19.37). Entonces habló el Señor a Jeremías,

3. y este respondió a los enviados de Sedequías: «Díganle a Sedequías

4. que el Señor, el Dios de Israel, dice: “Voy a hacer retroceder a las tropas#21.4 Las tropas: Lit. las armas de combate. con las que, fuera de las murallas, están ustedes respondiendo al ataque del rey de Babilonia y de los caldeos, y las reuniré en medio de esta ciudad.

5. Yo mismo pelearé contra ustedes,#21.5 Yo mismo pelearé contra ustedes: En tiempos del éxodo y de la conquista de Canaán, el Señor había combatido a favor de Israel (cf. Ex 15.1-10; Jos 10.9-14; Jue 5.10-11). Ahora se han invertido los papeles, a causa de los pecados del pueblo y de su obstinación en el mal. Véanse Jer 2.23 nota; 9.3(2) nota; 13.23 nota. con gran despliegue de poder#21.5 Con gran despliegue de poder: expresión típica de Deuteronomio (Dt 4.34; 5.15; 7.19; 11.2; 26.8). Véase también Jer 7.1-15 n. y con ardiente ira y gran furor.#21.5 Dt 29.28(27); Jer 32.37.

6. Mataré a todos los habitantes de esta ciudad; hombres y animales morirán de una peste terrible.

7. Después entregaré a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor y de sus otros enemigos mortales, junto con sus oficiales y tropas y la gente que haya quedado con vida en la ciudad#21.7 Cf. 2 R 25.6-7. después de la peste, la guerra y el hambre.#21.7 Peste, guerra y hambre: Véanse las referencias en Jer 14.12 n. Yo haré que los maten a filo de espada, sin piedad ni compasión. Yo, el Señor, lo afirmo.

8. »”Anuncia también al pueblo que yo, el Señor, digo: Les doy a escoger entre el camino de la vida y el camino de la muerte.#21.8 Cf. Dt 30.15-19.

9. El que se quede en esta ciudad morirá en la guerra, o de hambre o de peste. En cambio, el que salga y se entregue a los caldeos que están ahora atacando la ciudad, no morirá; al menos podrá salvar su vida.

Anuncio contra el rey de Judá

10. Porque yo he decidido traer mal en vez de bien sobre esta ciudad. Voy a entregársela al rey de Babilonia, y él le prenderá fuego. Yo, el Señor, lo afirmo.#21.8-10 Para Jeremías, la nación de Judá ya no podía escapar al juicio de Dios a causa de sus pecados (véanse Jer 2.23 nota; 9.3[2] nota; 13.23 nota), y Babilonia era el instrumento elegido por el Señor para ejecutar sus designios (véase Jer 27.6 n.). Por lo tanto, someterse al rey de Babilonia era obedecer a la voluntad de Dios y la única forma de salvar a la nación del desastre inminente. Sin embargo, muchos contemporáneos de Jeremías no comprendieron el verdadero sentido de su mensaje y lo acusaron de traición a la patria (cf. Jer 38.4).

Anuncio de castigo a Jerusalén

11 . »”A la casa real de Judá, a la casa del rey David,#21.11-12 A la casa real de Judá, a la casa del rey David: El término casa, en este contexto, equivale a dinastía. Todos los reyes de Judá fueron descendientes del rey David (cf. 2 S 7.16). dile de mi parte: »”‘Escucha el mensaje del Señor: Haz justicia todos los días;#21.11-12 Lo que más se esperaba del rey, en el antiguo Israel, era el establecimiento de un orden social justo y la administración efectiva de la justicia, sobre todo en favor de los más débiles (véanse Sal 72.1[1b] n.; 101 nota). La costumbre establecía que el rey resolviera los pleitos temprano en la mañana (cf. 2 S 15.2). libra de explotadores a los oprimidos, no sea que, por tus malas acciones, mi enojo se encienda como un fuego y arda sin que nadie pueda apagarlo.

13. »”’Ciudad#21.13 El contexto indica que este breve oráculo (vv. 13-14) se refiere a la ciudad de Jerusalén, aunque no la mencione expresamente. que dominas el valle, como peñasco en la llanura,#21.13 Dominas... en la llanura: Estas expresiones no corresponden a la posición geográfica de la ciudad de Jerusalén. Por eso se ha pensado que el mensaje estuvo destinado originariamente contra otra ciudad, y que luego fue aplicado a la capital del reino de Judá. yo, el Señor, me declaro contra ti. Ustedes dicen: ¿Quién podrá atacarnos? ¿Quién podrá llegar hasta nuestro refugio?

14. Yo los castigaré como merecen sus acciones; prenderé fuego a sus bosques,#21.14 Sus bosques: Quizá se trata de una alusión al llamado «Bosque del Líbano» y a otros edificios construidos con cedros (véase 1 R 7.2 n.; cf. Jer 22.6-7). y ese fuego devorará todos los alrededores. Yo, el Señor, lo afirmo.’”»

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