Logo
🔍

Jeremías 38 NBLA

«

1. Y Sefatías, hijo de Matán, Gedalías, hijo de Pasur, Jucal, hijo de Selemías, y Pasur, hijo de Malquías, oyeron las palabras que Jeremías hablaba a todo el pueblo:

2. «Así dice el Señor: “El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia, pero el que se pase a los caldeos, vivirá y tendrá su vida por botín y seguirá viviendo”.

3. Así dice el Señor: “Ciertamente esta ciudad será entregada en manos del ejército del rey de Babilonia, y él la tomará” ».

4. Entonces dijeron los oficiales al rey: «Den muerte ahora a este hombre, porque él desanima a los hombres de guerra que quedan en esta ciudad y a todo el pueblo diciéndoles tales palabras. Este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal».

5. El rey Sedequías dijo: «Él está en sus manos; pues el rey nada puede hacer contra ustedes».

6. Entonces ellos tomaron a Jeremías, y bajándolo con cuerdas lo echaron en la cisterna de Malaquías, hijo del rey, que había en el patio de la guardia. En la cisterna no había agua, sino lodo, así que Jeremías se hundió en el lodo.

7. Ebed Melec el etíope, eunuco del palacio del rey, oyó que habían echado a Jeremías en la cisterna. Estando el rey sentado a la puerta de Benjamín,

8. salió Ebed Melec del palacio real y habló al rey y le dijo:

9. «Oh rey, mi señor, estos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jeremías echándolo en la cisterna. Él morirá donde está a causa del hambre, porque no hay más pan en la ciudad».

10. Entonces el rey ordenó al etíope Ebed Melec: «Toma bajo tu mando tres hombres de aquí, y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes que muera».

11. Ebed Melec tomó a los hombres bajo su mando, entró en el palacio del rey al lugar debajo del cuarto del tesoro y tomó de allí ropas raídas y trapos viejos, y con sogas los bajó a Jeremías en la cisterna.

12. Y el etíope Ebed Melec dijo a Jeremías: «Ponte ahora estas ropas raídas y trapos bajo tus brazos, debajo de las sogas»; y así lo hizo Jeremías.

13. Tiraron de Jeremías con las sogas y lo subieron de la cisterna. Y Jeremías se quedó en el patio de la guardia.

14. Entonces el rey Sedequías mandó que le trajeran al profeta Jeremías a la entrada tercera que había en la casa del Señor; y el rey le dijo a Jeremías: «Voy a preguntarte una cosa; no me ocultes nada».

15. Y Jeremías dijo a Sedequías: «Si se la hago saber a usted, ¿no es cierto que me matará? Además, si le doy un consejo, no me escuchará».

16. Pero el rey Sedequías le juró en secreto a Jeremías: «Vive el Señor, que nos dio esta vida, que ciertamente no te mataré ni te entregaré en manos de esos hombres que buscan tu vida».

17. Entonces Jeremías dijo a Sedequías: «Así dice el Señor, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: “Si en verdad usted se pasa a los oficiales del rey de Babilonia, entonces vivirá, y esta ciudad no será incendiada, y usted y su casa vivirán.

18. Pero si usted no se pasa a los oficiales del rey de Babilonia, entonces esta ciudad será entregada en manos de los caldeos; y ellos la incendiarán y usted no escapará de su mano” ».

19. Entonces el rey Sedequías respondió a Jeremías: «Tengo temor de los judíos que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me maltraten».

20. Pero Jeremías dijo: «No lo entregarán. Le ruego que escuche la voz del Señor en lo que le digo, y le irá bien y vivirá.

21. Pero si sigue usted rehusando pasarse, esta es la palabra que el Señor me ha mostrado:

22. “Todas las mujeres que quedan en el palacio del rey de Judá, serán llevadas a los oficiales del rey de Babilonia, y ellas dirán: ‘Te han engañado y han prevalecido contra ti; Tus buenos amigos, Mientras tus pies estaban hundidos en el lodo, Se volvieron atrás’.

23. Todas sus mujeres y sus hijos serán llevados a los caldeos. Tampoco usted escapará de sus manos, sino que será apresado por la mano del rey de Babilonia, y esta ciudad será incendiada” ».

24. Entonces Sedequías dijo a Jeremías: «Que nadie sepa de estas palabras, y no morirás.

25. Pero si los oficiales se enteran de que he hablado contigo, y vienen a ti y te dicen: “Dinos ahora lo que dijiste al rey y lo que el rey te dijo, no nos lo ocultes, y no te mataremos”,

26. tú les dirás: “Presentaba al rey mi súplica de que no me hiciera volver a la casa de Jonatán, a morir allí” ».

27. Luego vinieron todos los oficiales a Jeremías y lo interrogaron. Y él les informó conforme a todas estas palabras que el rey le había ordenado; y no volvieron a preguntarle, ya que de la conversación nadie había oído nada.

28. Así Jeremías quedó en el patio de la guardia hasta el día en que Jerusalén fue tomada.

»