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Job 34 DHHS94

« Segundo discurso de Elihú

1 2. Ustedes, sabios e instruidos, escuchen mis palabras.

3. El oído distingue las palabras, igual que el paladar reconoce los sabores.

4. Así también, examinemos nosotros el caso y decidamos lo que nos parezca mejor.

5. Job afirma: «Yo soy inocente, pero Dios se niega a hacerme justicia.

6. Sería una mentira el admitir que soy culpable; mi herida no sana, aun cuando no he pecado.»

7. ¡No hay nadie como Job! Se burla de Dios como quien bebe agua;

8. le gusta juntarse con los malvados, andar con la gente mala.

9. Dice que nada gana el hombre con tratar de agradar a Dios.

10. Pero ustedes, gente sensata, escúchenme. ¡Ni pensar que Dios, el Todopoderoso, haga el mal o cometa injusticias!

11. Él paga a cada uno según sus obras; hace que cada cual reciba lo que merece.

12. En verdad, Dios, el Todopoderoso, no hace nada malo ni injusto;

13. de nadie recibió el poder para gobernar al mundo entero.

14 . Si les quita a los hombres el aliento de vida, todos ellos mueren por igual y otra vez vuelven al polvo.

16. Si tú eres sensato, escúchame; pon atención a mis palabras.

17. Si Dios odiara la justicia, no podría gobernar. ¿Cómo puedes condenar a quien es inmensamente justo?

18. Si los reyes y los nobles son malvados, Dios no duda en echárselo en cara.

19. Él no se pone de parte de los gobernantes, ni favorece más a los ricos que a los pobres, pues él fue quien los hizo a todos.

20. Los hombres mueren en un instante, en medio de la noche; la gente se alborota y desaparece; el poderoso es eliminado sin esfuerzo humano.

21. Dios vigila los pasos del hombre y conoce todas sus andanzas.

22. No hay tinieblas tan oscuras que puedan ocultar a un malhechor.

23. Dios no fija un plazo al hombre para que se presente ante él a juicio.

24. No necesita investigar para derribar a los grandes y dar a otros su lugar.

25. Dios conoce lo que hacen, llega de noche y los destroza.

26. Los azota como a criminales, a la vista de todos,

27. porque no quisieron obedecerle ni aceptar sus normas de conducta.

28. Hicieron que los gritos de los pobres y oprimidos llegaran hasta Dios, y él los escuchó.

29. Pero si Dios calla, ¿quién podrá condenarlo? Si oculta su rostro, ¿quién podrá verlo? Él vigila a pueblos e individuos

30. para que no gobierne al pueblo un malvado que lo engañe.

31. ¿Acaso le has dicho a Dios: «Me dejé engañar; no volveré a pecar.

32. Muéstrame las faltas que yo no veo. Si he actuado mal, no lo volveré a hacer»?

33. ¿Acaso quieres que Dios te recompense como mejor te parezca, aunque tú lo hayas rechazado? Ya que eres tú quien decide, y no yo, dinos lo que sabes.

34. Los hombres sabios que me escuchan, y las personas sensatas, me dirán:

35. «Job está hablando sin saber; sus palabras no tienen sentido.

36. ¡Que se examine a fondo a Job, pues sus respuestas son las de un malvado!

37. Job no solo es pecador, sino rebelde; delante de nosotros se burla de Dios y se pone a discutir con él.»

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