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Joel 2 DHH94I

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1. Toquen la trompeta#2.1 El toque de trompeta indicaba la inminencia de algún peligro (Jue 3.27; 1 S 13.3; 2 S 2.28; Jer 6.1; Os 5.8) o convocaba a las asambleas en el templo (Nm 10.2-10; Is 27.13; Jl 2.15). Cf. 1 Ts 4.16. en el monte Sión;#2.1 Sión: Véase Sal 2.6 n. den el toque de alarma en el santo monte del Señor.#2.1 Día del Señor: Véase Jl 1.15 nota. Tiemblen todos los que viven en Judá, porque ya está cerca el día del Señor:

El ataque de las langostas

2. día de oscuridad y tinieblas, día de nubes y sombras.#2.2 Día... y sombras: Cf. Is 8.22; 13.10; Am 5.18,20; Sof 1.15. Un ejército fuerte y numeroso se ha desplegado sobre los montes como la luz del amanecer. Nunca antes se vio, ni se verá jamás, nada que se le parezca.#2.2 En los vv. 2-27, el profeta relaciona una vez más la descripción de la calamidad presente (vv. 2-9) con el anuncio del día del Señor (vv. 10-11). Esto le da motivo para hacer otro urgente llamado al arrepentimiento (vv. 12-17), al que sigue inmediatamente una promesa de salvación (vv. 18-27).

3. Son como el fuego,#2.3 Como el fuego: Véase Ez 1.4 nota. Cf. también Ex 24.17; Nm 9.15-16; Dt 4.11-12; 5.22-26; 32.22. que todo lo devora; que ya quema antes de pasar, y aun después que ha pasado. La tierra, que antes de su llegada era un paraíso,#2.3 Era un paraíso: Lit. como el jardín de Edén (cf. Gn 2.8). Cf. en Ez 36.35 una comparación semejante a ésta, pero en sentido inverso. cuando se van parece un desierto. ¡No hay nada que se les escape!

4. Su aspecto es como de caballos, corren como jinetes

5. y su estruendo al saltar sobre los montes es como el estruendo de los carros de guerra, como el crujir de las hojas secas que arden en el fuego. Son como un ejército poderoso en formación de batalla.

6. La gente tiembla al verlas, y todas las caras palidecen.

7. Como valientes hombres de guerra, corren, trepan por los muros y avanzan de frente, sin torcer ninguna su camino.

8. No se atropellan unas a otras; cada una sigue su camino, y se lanzan entre las flechas sin romper la formación.

9. Asaltan la ciudad, corren sobre los muros, trepan por las casas y como ladrones se cuelan por las ventanas.#2.7-9 La plaga de langostas (Jl 1.4) se describe ahora como la invasión de una ciudad por un poderoso ejército enemigo. Cf. Dt 32.25; 2 R 25.9-10.

10. La tierra tiembla ante ellas, el cielo se estremece, el sol y la luna se oscurecen y las estrellas pierden su brillo.

La misericordia del Señor

11. El Señor, al frente de su ejército, hace oír su voz de trueno. Muy numeroso es su ejército; incontables los que cumplen sus órdenes. ¡Qué grande y terrible es el día del Señor! No hay quien pueda resistirlo.

12. «Pero ahora —lo afirma el Señor—, vuélvanse a mí de todo corazón. ¡Ayunen, griten y lloren!»#2.12 Dt 4.29; Jer 29.13; Os 14.1-2.

13. ¡Vuélvanse ustedes al Señor su Dios, y desgárrense el corazón en vez de desgarrarse la ropa! Porque el Señor es tierno y compasivo, paciente y todo amor,#2.13 Porque el Señor... todo amor: Ex 34.6; Neh 9.17; Sal 86.15; 103.8; Jon 4.2. dispuesto siempre a levantar el castigo.#2.13 Desgarrarse la ropa era una señal de dolor y de duelo (Gn 37.29,34).

14. Tal vez#2.14 Tal vez: Cf. Am 5.15; Jon 3.9; Sof 2.3. La decisión de perdonar corresponde a Dios. El arrepentimiento humano no determina esa decisión divina, pero espera en la misericordia y compasión de Dios (cf. 2 S 12.22; Lm 3.29). decida no castigarlos a ustedes, y les envíe bendición: cereales y vino para las ofrendas del Señor su Dios.

15. ¡Toquen la trompeta en el monte Sión! Convoquen al pueblo y proclamen ayuno;#2.15 Véanse Jl 1.14 nota; 2.1 nota.

16. reúnan al pueblo de Dios, y purifíquenlo; reúnan a los ancianos, a los niños y aun a los niños de pecho. ¡Que hasta los recién casados salgan de la habitación nupcial!

17. Lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan entre el vestíbulo y el altar:#2.17 Entre el vestíbulo y el altar: es decir, entre la parte delantera del edificio mismo del templo (cf. 1 R 6.3) y el altar de bronce ubicado en el atrio, donde se ofrecían los sacrificios (2 Cr 4.1,9). Cf. Ez 8.16; 1 Mac 7.36-37; Mt 23.35; Lc 11.51. «Perdona, Señor, a tu pueblo; no dejes que nadie se burle de los tuyos; no dejes que otras naciones los dominen y que los paganos digan: “¿Dónde está su Dios?”»#2.17 ¿Dónde está tu Dios?: Véase Sal 42.3(4) n.

18. Entonces el Señor mostró su amor#2.18 Mostró su amor: Lit. se llenó de celos. Véase Dt 4.24 nota. por su país; compadecido de su pueblo,

19. dijo: «Voy a enviarles trigo, vino y aceite, hasta que queden satisfechos; y no volveré a permitir que los paganos se burlen de ustedes.

20. Alejaré de ustedes las langostas que vienen del norte,#2.20 Que vienen del norte: Muchas invasiones llegaron a Palestina desde el norte. Por eso, esta expresión sugería la idea de calamidad y destrucción (cf. Jer 1.14-15; 4.6; 6.1; Ez 38.6; 39.2). y las echaré al desierto. Ahogaré su vanguardia en el Mar Muerto y su retaguardia en el Mediterráneo, y sus cuerpos se pudrirán y apestarán. ¡Voy a hacer grandes cosas!»

21. Alégrate mucho, tierra, y no tengas miedo, porque el Señor va a hacer grandes cosas.

22. No tengan miedo, animales salvajes, pues los pastizales reverdecerán, los árboles darán su fruto, y habrá higos y uvas en abundancia.

23. ¡Alégrense ustedes, habitantes de Sión, alégrense en el Señor su Dios! Él les ha dado las lluvias en el momento oportuno,#2.23 Él les ha dado... oportuno: traducción probable. Heb. oscuro. las lluvias de invierno y de primavera,#2.23 Las lluvias de invierno comenzaban en octubre-noviembre, poco antes de la siembra; las lluvias de primavera, en marzo-abril, cuando ya estaban madurando las cosechas. tal como antes lo hacía.

24. Habrá una buena cosecha de trigo y gran abundancia de vino y aceite.

25. «Yo les compensaré a ustedes los años que perdieron a causa de la plaga de langostas, de ese ejército destructor que envié contra ustedes.

26. Ustedes comerán hasta quedar satisfechos, y alabarán al Señor su Dios, pues yo hice por ustedes grandes maravillas. Nunca más quedará mi pueblo cubierto de vergüenza,

Viene el espíritu de Dios

27. y ustedes, israelitas, habrán de reconocer que yo, el Señor, estoy con ustedes, que yo soy su Dios, y nadie más. ¡Nunca más quedará mi pueblo cubierto de vergüenza!#2.27 Is 42.8; 45.5-6,18; Ez 36.11.

28. 28 (3.1)#2.28(3.1) Los vv. 2.28—3.21 corresponden a 3.1—4.21 en el texto hebreo. »Después de estas cosas#2.28(3.1) Después de estas cosas: El v. 31(3.4) sitúa la realización de este anuncio profético en el día del Señor (véanse Jl 1.15 nota y 2.2 nota). derramaré mi espíritu#2.28(3.1) Derramaré mi espíritu: Véase Is 42.1 nota. El contexto inmediato parece indicar que aquí se trata especialmente del don de profecía (cf. Miq 3.8). sobre toda la humanidad:#2.28(3.1) Toda la humanidad: Lit. toda carne. En el lenguaje bíblico, esta expresión designa a los seres humanos desde el punto de vista de su debilidad y caducidad. los hijos e hijas de ustedes profetizarán,#2.28(3.1) Profetizarán: Mientras que en el pasado el don de profecía había sido otorgado a unos pocos, en el futuro será concedido a todos abundantemente. Véanse la Introducción al libro de Joel; 1 Co 14.1 n. y Profecía en el Índice temático. los viejos tendrán sueños y los jóvenes visiones.#2.28(3.1) Los sueños (véase Jer 23.25 n.) y las visiones son manifestaciones típicas del carisma profético (cf., por ej., Is 6.1; Jer 1.11-14; Ez 1.1-3; Am 7.1-3).

29. 29 (3.2) También sobre siervos y siervas derramaré mi espíritu en aquellos días;

30. 30 (3.3) mostraré en el cielo grandes maravillas, y sangre, fuego y nubes de humo en la tierra.

31. 31 (3.4) El sol se volverá oscuridad, y la luna como sangre, antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible.»

32. 32 (3.5) Pero todos los que invoquen el nombre del Señor lograrán salvarse#2.28-32a(3.1-5a) Cf. Hch 2.17-21 y véanse las notas correspondientes. de la muerte, pues en el monte Sión, en Jerusalén, estará la salvación,#2.32(3.5) En Jerusalén estará la salvación: Cf. Abd 17. tal como el Señor lo ha prometido. Los que él ha escogido quedarán con vida.#2.32(3.5) Este anuncio de salvación se refiere probablemente a los habitantes de Judá y quizá también a los israelitas de la diáspora; las naciones, en cambio, estarán sometidas al juicio de Dios (cf. Jl 3.2,9-13[4.2,9-13]). En Ro 10.12-13, Pablo cita este v. dándole un alcance universal: la salvación llega por igual a judíos y a no judíos.

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