Logo
🔍

San Juan 1 DHH94I

1. En el principio ya existía la Palabra;#1.1 Jesucristo es llamado Palabra (vv. 1,14; cf. también 1 Jn 1.1; Ap 19.13) haciendo alusión a la palabra creadora de Dios (Gn 1.1-26; Sal 33.6), a su palabra reveladora (Sal 33.4; 119.89), a su palabra salvadora (Sal 107.20) y a la sabiduría divina (Pr 8.22-31; Sab 8.6; 9.9). y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.

2. Él estaba en el principio con Dios.

3. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.

4. En él estaba la vida,#1.3-4 Otra puntuación de los vv. 3-4 permite la siguiente traducción: nada de lo que existe fue hecho sin él, 4 y lo que fue hecho tenía vida en él. y la vida era la luz de la humanidad.#1.4 Sobre el término vida, véase Jn 3.15 n. Sobre el término luz, véase 1.9 n.

5. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.#1.5 Apagarla o dominarla: otras posibles traducciones: aceptarla (cf. v. 11) o comprenderla.

6. Hubo un hombre llamado Juan,#1.6 Las menciones de Juan el Bautista en 1.6-8,15 son dos paréntesis en el himno, que preparan la narración de 1.19-34. a quien Dios envió

7. como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía.

8. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz.

9. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.#1.9 Es frecuente en Jn designar la acción reveladora y salvadora de Cristo con el simbolismo de la luz. Jn 8.12; 9.5; 12.46. Cf. Is 49.6.

10. Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron.#1.10 La palabra mundo puede designar en Jn a toda la humanidad (cf. Jn 3.16), o más en particular a los que no creen en Jesús (cf. Jn 7.7; 12.31; 14.17; 16.8,11; 17.9,14).

11. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron.

12. Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él,#1.12 Creyeron en él: Jn resalta fuertemente el valor de creer en Jesucristo. Creer es la respuesta del hombre con la mente, con el corazón, con toda la persona, a la acción salvadora de Dios por medio de Jesucristo. Cuando cree, el hombre recibe la vida eterna (cf. Jn 3.14-16; 6.40; 11.25-26; 20.31). les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios.

13. Y son hijos de Dios,#1.13 Jn distingue claramente entre Jesucristo, el Hijo único de Dios (v. 18), y aquellos que llegan a ser «hijos de Dios» por creer en Jesucristo. no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.#1.13 Algunas interpretaciones antiguas han comprendido este v. así: Él es el Hijo de Dios, no por la naturaleza o por los deseos humanos, sino porque Dios lo ha engendrado, refiriendo esta frase a Cristo.

14. Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió#1.14 Vivió:: Lit. puso su tienda de campaña, aludiendo a la presencia de Dios en medio de su pueblo, en la Tienda del Encuentro o santuario (cf. Ex 40.34-38; Ap 21.3). entre nosotros. Y hemos visto su gloria,#1.14 La gloria hace referencia a la presencia activa de Dios para salvar a su pueblo (1 R 8.10-11; Is 6.3; 58.8; 60.1; Jn 2.11; 17.5). la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad.

15. Juan dio testimonio de él, diciendo: «Este es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.»

16. De su abundancia todos hemos recibido un don en vez de otro;#1.16 Un don en vez de otro: Como se explica en el v. siguiente, el don de la ley ha quedado superado por la revelación definitiva («el amor y la verdad») que trae Jesús. Otros traducen bendición tras bendición.

17. porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo.#1.17 Aquí ya se dice explícitamente que los términos simbólicos usados antes (Palabra, luz, vida) se refieren a Jesucristo.

18. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.#1.14-18 Mt 11.27; Lc 10.22; 1 Jn 1.2.

19. Este es el testimonio de Juan, cuando las autoridades judías#1.19 Las autoridades judías: Lit. los judíos. Aquí y en otros lugares de Jn, esta expresión designa a las autoridades religiosas de Jerusalén (cf. Jn 2.18; 5.10; 7.1). enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle a Juan quién era él.

20. Y él confesó claramente: —Yo no soy el Mesías.

21. Le volvieron a preguntar: —¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías?#1.21 Elías: Mal 4.5-6 (3.23-24) (véase Mal 4.5[3.23] n.); Eclo 48.4-10; Mt 17.10-12. Juan dijo: —No lo soy. Ellos insistieron: —Entonces, ¿eres el profeta que ha de venir?#1.21 El profeta que ha de venir: Algunos esperaban para los tiempos mesiánicos un profeta especial, de acuerdo con Dt 18.15-18. Cf. también Jn 6.14; 7.40. Contestó: —No.

22. Le dijeron: —¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué nos puedes decir de ti mismo?

23. Juan les contestó: —Yo soy una voz que grita en el desierto: “Abran un camino derecho para el Señor”, tal como dijo el profeta Isaías.#1.23 Is 40.3. Cf. Mt 3.3 y paralelos.

24. Los que fueron enviados por los fariseos a hablar con Juan,

25. le preguntaron: —Pues si no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?

26. Juan les contestó: —Yo bautizo con agua; pero entre ustedes hay uno que no conocen

27. y que viene después de mí. Yo ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias.

Jesús, el Cordero de Dios

28. Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania,#1.28 Betania: un lugar al oriente del río Jordán, no la aldea cercana a Jerusalén que se menciona en Jn 11.18. Algunos mss. dicen Betabara. al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.

29. Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo: «¡Miren, ese es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!#1.29 Aquí y en 1.36 se designa a Jesús con el título de Cordero de Dios. La imagen del cordero también se aplica a Jesús en otros lugares del NT y puede aludir al cordero de la Pascua (Ex 12.1-24; 1 Co 5.7; 1 P 1.18-19; véase Jn 19.36 n.), al cordero que se ofrecía diariamente en sacrificio (Ex 29.38-42), al siervo sufriente del Señor (Is 53.4-7; cf. Hch 8.32) y al cordero vencedor del mal (cf. Ap 17.14).

30. A él me refería yo cuando dije: “Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.”

31. Yo mismo no sabía quién era; pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo de Israel lo conozca.»

32. Juan también declaró: «He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él.

33. Yo todavía no sabía quién era; pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con Espíritu Santo.”#1.32-34 Mt 3.11,16-17 y paralelos; Hch 1.5; 2.1-4 (cf. Is 11.1-2; 42.1; 61.1).

Los primeros discípulos de Jesús

34. Yo ya lo he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios.»#1.34 El Hijo de Dios: Algunos mss. tienen el elegido de Dios.

35. Al día siguiente, Juan estaba allí otra vez con dos de sus seguidores.#1.35 El autor empieza a mostrar ahora cómo algunos, partiendo del testimonio de Juan, se encuentran con Jesús y creen en él. Jesús irá perfeccionando la fe de ellos con hechos y palabras (cf. Jn 2.11; 6.68-69; 16.1; 20.8).

36. Cuando vio pasar a Jesús, Juan dijo: —¡Miren, ese es el Cordero de Dios!

37. Los dos seguidores de Juan lo oyeron decir esto, y siguieron a Jesús.

38. Jesús se volvió, y al ver que lo seguían les preguntó: —¿Qué están buscando? Ellos dijeron: —Maestro, ¿dónde vives?

39. Jesús les contestó: —Vengan a verlo. Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.

40. Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro.

41. Al primero que Andrés se encontró fue a su hermano Simón, y le dijo: —Hemos encontrado al Mesías (que significa: Cristo).#1.41 Cristo es la forma griega de la palabra hebrea Mesías. Las dos significan «ungido». Véase Índice temático.

Jesús llama a Felipe y a Natanael

42. Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús; cuando Jesús lo vio, le dijo: —Tú eres Simón, hijo de Juan, pero tu nombre será Cefas (que significa: Pedro).#1.42 Cefas y Pedro son dos formas del mismo nombre, aramea y griega respectivamente (cf. Mt 16.18; Mc 3.16).

43. Al día siguiente, Jesús decidió ir a la región de Galilea. Encontró a Felipe, y le dijo: —Sígueme.

44. Este Felipe era del pueblo de Betsaida, de donde eran también Andrés y Pedro.

45. Felipe fue a buscar a Natanael, y le dijo: —Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en los libros de la ley, y de quien también escribieron los profetas.#1.45 Moisés... los profetas: las dos partes principales de las Escrituras para los judíos (cf. Mt 5.17). Es Jesús, el hijo de José,#1.45 El hijo de José: Cf. Mt 1.18-25; Lc 1.26-38; 3.23. el de Nazaret.

46. Dijo Natanael: —¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le contestó: —Ven y compruébalo.#1.46 Nazaret era una pequeña población, no mencionada en el AT, sin importancia especial en la época.

47. Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo: —Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño.

48. Natanael le preguntó: —¿Cómo es que me conoces? Jesús le respondió: —Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.#1.48 Con esta mención tan precisa, Jesús muestra el conocimiento personal y profundo que tiene de los hombres. Cf. Jn 2.24-25; 4.17-19,29; 13.11; 16.30.

49. Natanael le dijo: —Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios,#1.49 Hijo de Dios: usado aquí como título mesiánico. Véase Mt 3.17 n., y cf. Mt 14.33; 16.16; Jn 11.27. tú eres el Rey de Israel!#1.49 Rey de Israel: título mesiánico. Jn muestra que Jesús es rey, pero de manera distinta a como muchos lo esperaban. Cf. Jn 6.15; 18.33-36; 19.19.

50. Jesús le contestó: —¿Me crees solamente porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que estas.

51. También dijo Jesús: —Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.#1.51 Hijo del hombre: Véase Índice temático. En este v. se alude al sueño de Jacob (Gn 28.10-17), cuando éste comprendió que el lugar donde estaba era sagrado y por eso le puso el nombre de Betel, «casa de Dios». Los discípulos, al presenciar los hechos, la muerte y la resurrección de Jesús, comprenderán que Jesús es la verdadera y definitiva casa de Dios entre los hombres.

»