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Jonás 2 DHH94I

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1. 1 (2) Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde dentro del pez,

2. 2 (3) diciendo: «En mi angustia clamé a ti, Señor, y tú me respondiste.#2.2(3) En mi angustia... y tú me respondiste: 2 S 22.7; Sal 18.6(7); 120.1. Desde las profundidades de la muerte clamé a ti, y tú me oíste.#2.2(3) Desde las profundidades... y tú me oíste: Sal 130.1; Lm 3.55.

3. 3 (4) Me arrojaste a lo más hondo del mar,#2.3(4) Lo más hondo del mar: Cf. Ez 27.26; Miq 7.19. El mar ha causado siempre una viva impresión a causa de su inmensidad (Job 11.9), del ímpetu de sus olas (Job 38.8) y de su fuerza destructiva (Ez 26.3). Por eso, los israelitas veían en él la representación del caos anterior a la creación (véase Gn 1.2 nota) y un símbolo de los más grandes peligros. También por eso, en Ap 21.1 se dice que al fin de los tiempos el mar ya no existirá más. Véase, en sentido contrario, la referencia al mar de cristal (Ap 15.2; cf. 4.6), como símbolo de pureza y de paz. y las corrientes me envolvieron. Las grandes olas que tú mandas pasaban sobre mí.#2.3(4) Sal 42.7(8); 88.3-7(4-8).

4. 4 (5) Llegué a sentirme echado de tu presencia;#2.4(5) Echado de tu presencia: Sal 31.22(23). pensé que no volvería a ver tu santo templo.

5. 5 (6) Las aguas me rodeaban por completo; me cubría el mar profundo; las algas se enredaban en mi cabeza.

6. 6 (7) Me hundí hasta el fondo de la tierra;#2.6(7) El fondo de la tierra: Lit. las raíces de las montañas. Se alude probablemente a lo más hondo del mar, ya que los antiguos israelitas pensaban que el suelo firme tenía sus cimientos en las profundidades del mar. Cf. Sal 24.2; 69.2(3), y véanse Sal 18.15(16) n. y Am 7.4 nota. ¡ya me sentía su eterno prisionero! Pero tú, Señor, mi Dios, me salvaste de la muerte.#2.6(7) Me salvaste de la muerte: Sal 30.3(4).

7. 7 (8) Al sentir que la vida se me iba, me acordé de ti, Señor; mi oración llegó a ti en tu santo templo.

8. 8 (9) Los que siguen a los ídolos dejan de serte leales;

9. 9 (10) pero yo, con voz de gratitud, te ofreceré sacrificios; cumpliré las promesas que te hice.#2.9(10) Las promesas que te hice: Sal 22.25(26). ¡Solo tú, Señor, puedes salvar!»

10. 10 (2.1) Entonces el Señor dispuso que el pez vomitara a Jonás en tierra firme.

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