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Lamentaciones 3 DHH94I

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1. Yo soy el que ha experimentado el sufrimiento#3.1 Es difícil saber si el que se lamenta es un individuo o el pueblo personificado en la figura de un hombre (y no de una mujer como en las lamentaciones anteriores). De todas maneras, este individuo encarna y expresa los padecimientos de su nación (cf. vv. 40-47, donde ya no se emplea la primera persona del singular sino la del plural, es decir, una expresión típica de las lamentaciones colectivas). Véase Introducción a los Salmos (3) (b). bajo los golpes de la furia del Señor.

2. Me ha llevado a regiones oscuras, me ha hecho andar por caminos sin luz;

3. una y otra vez, a todas horas, descarga su mano sobre mí.#3.3 Cf. Job 7.16-19; Sal 88.7,15-16.

4. Ha hecho envejecer mi carne y mi piel, ha hecho pedazos mis huesos;

5. ha levantado a mi alrededor un cerco de amargura y sufrimientos;

6. me ha hecho vivir en las sombras, como los que murieron hace tiempo.#3.6 Cf. Sal 88.5-6; 143.3

7. Me encerró en un cerco sin salida;#3.7 Cf. Job 3.23; 19.8. me oprimió con pesadas cadenas;

8. aunque grité pidiendo ayuda, no hizo caso de mis ruegos;

9. me cerró el paso con muros de piedra,#3.9 Cf. Job 3.23; 19.8. ¡cambió el curso de mis senderos!

10. Él ha sido para mí como un león escondido,#3.10-11 Cf. Job 10.16; 16.9. como un oso a punto de atacarme.

11. Me ha desviado del camino, me ha desgarrado, ¡me ha dejado lleno de terror!

12. ¡Tensó el arco y me puso como blanco de sus flechas!

13. Las flechas lanzadas por el Señor se me han clavado muy hondo.

14. Toda mi gente se burla de mí; a todas horas soy el tema de sus burlas.#3.14 Cf. Dt 28.37; Job 30.9; Sal 69.10-12; Jer 20.7.

15. El Señor me ha llenado de amarguras; amarga es la bebida que me ha dado.

16. Me estrelló los dientes contra el suelo; me hizo morder el polvo.

17. De mí se ha alejado la paz#3.17 La paz: heb. shalom, entendida en el sentido bíblico del término, que no comporta solamente ausencia de guerra, sino también prosperidad, bienestar colectivo y existencia vivida en plenitud. Algunos textos destacan de modo especial la estrecha relación entre la paz y la justicia (Sal 85.11; Is 9.7; Zac 8.16). Véase también Paz en el Índice temático. y he olvidado ya lo que es la dicha.

18. Hasta he llegado a pensar que ha muerto mi firme esperanza en el Señor.#3.16-18 Cf. Job 17.15-16; 19.9-10; 30.19.

19. Recuerdo mi tristeza y soledad, mi amargura y sufrimiento;

20. me pongo a pensar en ello y el ánimo se me viene abajo.

21. Pero una cosa quiero tener presente y poner en ella mi esperanza:

22. El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades.

23. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad!#3.22-23 Cf. Ex 34.6-7; Sal 136.

24. Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en él confío!#3.24 Cf. Sal 16.5; 119.57.

25. El Señor es bueno con los que en él confían, con los que a él recurren.

26. Es mejor esperar en silencio a que el Señor nos ayude.

27. Es mejor que el hombre se someta desde su juventud.

28. El hombre debe quedarse solo y callado cuando el Señor se lo impone;

29. debe, humillado, besar el suelo, pues tal vez aún haya esperanza;

30. debe ofrecer la mejilla a quien le hiera, y recibir el máximo de ofensas.

31. El Señor no ha de abandonarnos para siempre.

32. Aunque hace sufrir, también se compadece, porque su amor es inmenso.#3.31-33 Cf. Sal 30.5; Is 54.7-8; 60.10.

33. Realmente no le agrada afligir ni causar dolor a los hombres.

34. El pisotear sin compasión a los prisioneros del país,

35. el violar los derechos de un hombre en la propia cara del Altísimo,

36. el torcer la justicia de un proceso, son cosas que el Señor condena.

37. Cuando algo se dice, cuando algo pasa, es porque el Señor lo ha ordenado.

38. Tanto los bienes como los males vienen porque el Altísimo así lo dispone.#3.38 Cf. Job 2.10; Is 45.7.

39. Siendo el hombre un pecador, ¿de qué se queja en esta vida?

40. Reflexionemos seriamente en nuestra conducta, y volvamos nuevamente al Señor.

41. Elevemos al Dios del cielo nuestros pensamientos y oraciones.

42. Nosotros pecamos y fuimos rebeldes, y tú no perdonaste.

43. Nos rodeaste con tu furia, nos perseguiste, ¡nos quitaste la vida sin miramientos!

44. Te envolviste en una nube para no escuchar nuestros ruegos.

45. Nos has tratado como a vil basura delante de toda la gente.

46. Todos nuestros enemigos abren la boca en contra de nosotros;

47. temores, trampas, destrucción y ruina, ¡eso es lo que nos ha tocado!

48. Ríos de lágrimas brotan de mis ojos ante la destrucción de mi amada ciudad.#3.48-51 Cf. Jer 9.1; Lm 2.11.

49. Lloran mis ojos sin descanso, pues no habrá alivio

50. hasta que el Señor del cielo nos mire desde lo alto.

51. Me duelen los ojos hasta el alma, por lo ocurrido a las hijas de mi ciudad.

52. Sin tener ningún motivo, mis enemigos me han cazado como a un ave;

53. me enterraron vivo en un pozo, y con una piedra taparon la salida.

54. El agua me ha cubierto por completo, y he pensado: «Estoy perdido.»#3.54 Cf. Sal 69.2-3(3-4); Jon 2.3-6.

55. Yo, Señor, invoco tu nombre desde lo más profundo del pozo:#3.55-56 Cf. Sal 130.1-2.

56. tú escuchas mi voz, y no dejas de atender a mis ruegos.

57. El día que te llamo, vienes a mí, y me dices: «No tengas miedo.»

58. Tú me defiendes, Señor, en mi lucha, tú rescatas mi vida.

59. Tú ves, Señor, las injusticias que sufro, ¡hazme justicia!

60. Tú ves sus deseos de venganza y todos los planes que hacen contra mí.

61. Escucha, Señor, sus ofensas y todos los planes que hacen contra mí;

62. las habladurías de mis enemigos, que a todas horas hablan en contra mía.

63. ¡Mira cómo en todas sus acciones soy objeto de sus burlas!

64. Dales, Señor, su merecido, dales lo que sus hechos merecen.

65. Enduréceles el entendimiento, y pon sobre ellos tu maldición.

66. Persíguelos con furia, Señor, ¡haz que desaparezcan de este mundo!

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