Lamentaciones 5 DHH94I
1. # 5.1 (número del v.) A diferencia de las otras lamentaciones, aquí no se emplea el artificio alfabético, aunque también este poema consta de 22 vv. (el número de letras del alfabeto hebreo). Recuerda, Señor, lo que nos ha pasado; míranos, ve cómo nos ofenden.
2. Todo lo nuestro está ahora en manos de extranjeros; ahora nuestras casas son de gente extraña.
3. Estamos huérfanos, sin padre; nuestras madres han quedado como viudas.#5.3 En el AT, y en general en todo el antiguo Oriente, huérfanos y viudas eran los representantes típicos de las personas indefensas y desprotegidas (véanse las referencias en Sal 68.5[6] n.). Véase también Dt 16.9-12 n.; Lm 1.1 nota y Huérfanos en el Índice temático.
4. ¡Nuestra propia agua tenemos que comprarla; nuestra propia leña tenemos que pagarla!
5. Nos han puesto un yugo en el cuello; nos cansamos, y no nos dejan descansar.
6. Para llenarnos de pan, tendemos la mano a los egipcios y a los asirios.
7. Nuestros padres pecaron, y ya no existen, y nosotros cargamos con sus culpas.#5.7 Nuestros padres... con sus culpas: Cf. Jer 31.29; Ez 18.2.
8. Ahora somos dominados por esclavos, y no hay quien nos libre de sus manos.
9. El pan lo conseguimos a riesgo de la vida y a pesar de los guerreros del desierto.
10. La piel nos arde como un horno, por la fiebre que el hambre nos causa.
11. En Sión y en las ciudades de Judá, mujeres y niñas han sido deshonradas.
12. Nuestros jefes fueron colgados de las manos, los ancianos no fueron respetados.
13. A los hombres más fuertes los pusieron a moler; los jóvenes cayeron bajo el peso de la leña.
14. Ya no hay ancianos a las puertas de la ciudad;#5.14 Las puertas de la ciudad: Véase Sal 127.2 n. ya no se escuchan canciones juveniles.
15. Ya no tenemos alegría en el corazón; nuestras danzas de alegría acabaron en tristeza.
16. Se nos cayó de la cabeza la corona; ¡ay de nosotros, que hemos pecado!
17. Por eso tenemos enfermo el corazón; por eso se nos nubla la vista.
18. El monte Sión#5.18 El monte Sión: Véase Sal 2.6 n. es un montón de ruinas; en él van y vienen las zorras.
19. Pero tú, Señor, por siempre reinarás; ¡siempre estarás en tu trono!#5.19 Cf. Sal 102.12; 145.13; 146.10. Ni siquiera en las circunstancias más penosas el pueblo deja de alabar al Señor y de confiar en él (cf. Sal 22.3-5[4-6]).
20. ¿Por qué has de olvidarnos para siempre? ¿Por qué has de abandonarnos tanto tiempo?
21. ¡Haznos volver a ti, Señor, y volveremos! ¡Haz que nuestra vida sea otra vez lo que antes fue!#5.21 Cf. Sal 80.3-7; Jer 31.18.
22. Pero tú nos has rechazado por completo;#5.22 Cf. Sal 74.1. mucho ha sido tu enojo con nosotros.#5.19-22 La profesión de fe en la realeza del Señor (v. 19) y la súplica (vv. 20-21) marcan el punto culminante de esta quinta lamentación: ellas mantienen viva la esperanza en el Señor y en el poder que tiene para renovar la vida (cf. Ro 4.18-21).