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San Lucas 24 DHH94I

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1. pero el primer día de la semana#24.1 El primer día de la semana: Jn 20.19; Hch 20.7 nota. regresaron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes que habían preparado.

2. Al llegar, se encontraron con que la piedra que tapaba el sepulcro no estaba en su lugar;

3. y entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.

4. No sabían qué pensar de esto, cuando de pronto vieron a dos hombres de pie junto a ellas, vestidos con ropas brillantes.#24.4 Vestidos con ropas brillantes: Jn 20.12. Véase Mc 16.5 n.

5. Llenas de miedo, se inclinaron hasta el suelo; pero aquellos hombres les dijeron: —¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que está vivo?

6. No está aquí, sino que ha resucitado.#24.6 Algunos mss. omiten la frase No está aquí, sino que ha resucitado (cf. Mt 28.6; Mc 16.6). Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea:

7. que el Hijo del hombre tenía que ser entregado en manos de pecadores, que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría.#24.6-7 Mt 16.21; 17.22-23; 20.18-19; Mc 8.31; 9.31; 10.33-34; Lc 9.22; 18.31-33.

8. Entonces ellas se acordaron de las palabras de Jesús,

9. y al regresar del sepulcro contaron todo esto a los once apóstoles y a todos los demás.

10. Las que llevaron la noticia a los apóstoles fueron María Magdalena, Juana, María madre de Santiago, y las otras mujeres.

11. Pero a los apóstoles les pareció una locura lo que ellas decían, y no querían creerles.

12. Sin embargo, Pedro se fue corriendo al sepulcro; y cuando miró dentro, no vio más que las sábanas. Entonces volvió a casa, admirado de lo que había sucedido.#24.12 Algunos mss. omiten el v. 12 (cf. Jn 20.3,5-6, y véase Jn 20.6-7 n.).

13. Aquel mismo día, dos de los discípulos#24.13 Dos de los discípulos: seguidores de Jesús que no eran del grupo de los once apóstoles (v. 33). se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén.

14. Iban hablando de todo lo que había pasado.

15. Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos.

16. Pero aunque lo veían, algo les impedía darse cuenta de quién era.#24.16 Cf. Jn 20.14; 21.4.

17. Jesús les preguntó: —¿De qué van hablando ustedes por el camino? Se detuvieron tristes,

18. y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, contestó: —¿Eres tú el único que ha estado alojado en Jerusalén y que no sabe lo que ha pasado allí en estos días?#24.18 Cleofás: nombre masculino griego; probablemente una persona distinta de la mencionada en Jn 19.25.

19. Él les preguntó: —¿Qué ha pasado? Le dijeron: —Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta#24.19 Profeta: Mt 21.11; Lc 7.16; 13.33; Hch 3.22. poderoso en hechos y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo;

20. y cómo los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran.

21. Nosotros teníamos la esperanza de que él sería el que había de libertar a la nación de Israel. Pero ya hace tres días que pasó todo eso.

22. Aunque algunas de las mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro,

23. y como no encontraron el cuerpo, volvieron a casa. Y cuentan que unos ángeles se les han aparecido y les han dicho que Jesús vive.

24. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron tal como las mujeres habían dicho, pero a Jesús no lo vieron.

25. Entonces Jesús les dijo: —¡Qué faltos de comprensión son ustedes y qué lentos para creer todo lo que dijeron los profetas!#24.25 Cf. Mc 16.14.

26. ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado?#24.26 Cf. lo dicho por Jesús en Lc 9.22; 17.25.

27. Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los profetas.#24.27 Las Escrituras del AT comprendían principalmente los libros de Moisés y de los profetas (véanse Mt 5.17 nota; Lc 24.44 nota).

28. Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba a seguir adelante.

29. Pero ellos lo obligaron a quedarse, diciendo: —Quédate con nosotros, porque ya es tarde. Se está haciendo de noche. Jesús entró, pues, para quedarse con ellos.

30. Cuando ya estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio.

31. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús;#24.30-31 La expresión «partir el pan» fue específicamente aplicada por la iglesia primitiva a la Cena del Señoro Eucaristía (Hch 2.42; 20.7; 1 Co 10.16), por lo que su uso aquí y en el v. 35 puede ser una alusión a ella. pero él desapareció.

32. Y se dijeron el uno al otro: —¿No es verdad que el corazón nos ardía en el pecho cuando nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?

33. Sin esperar más, se pusieron en camino y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a sus compañeros,

34. que les dijeron: —De veras ha resucitado el Señor, y se le ha aparecido a Simón.#24.34 Esta aparición a Simón Pedro no se menciona en los otros evangelios, pero Pablo se refiere a ella en 1 Co 15.5.

35. Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.

36. Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo: —Paz a ustedes.#24.36 Paz a ustedes: saludo tradicional judío, que en estas circunstancias adquiere un sentido más profundo; véase Jn 14.27 n. Algunos mss. omiten y los saludó diciendo: Paz a ustedes.

37. Ellos se asustaron mucho, pensando que estaban viendo un espíritu.

38. Pero Jesús les dijo: —¿Por qué están asustados? ¿Por qué tienen esas dudas en su corazón?

39. Miren mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tóquenme y vean: un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que tengo yo.#24.39 Mis manos y mis pies: En ellos se veían las marcas de la crucifixión; cf. también Jn 20.20,24-27. Tóquenme y vean: Cf. 1 Jn 1.1.

40. Al decirles esto, les enseñó las manos y los pies.#24.40 Algunos mss. omiten el v. 40.

41. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó: —¿Tienen aquí algo que comer?

42. Le dieron un pedazo de pescado asado,#24.42 Algunos mss. añaden y un panal de miel.

43. y él lo aceptó y lo comió en su presencia.

44. Luego les dijo: —Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con ustedes: que había de cumplirse#24.44 Había de cumplirse: Se recalca, al final del evangelio, el tema introducido en Lc 4.21; cf. también Lc 18.31; 22.37. todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos.#24.44 El libro de los Salmos formaba la primera parte, y la más extensa, de la tercera división de las Escrituras del AT (véase Introducción al NT [4]).

45. Entonces hizo que entendieran las Escrituras,

46. y les dijo: —Está escrito que el Mesías tenía que morir, y resucitar al tercer día,#24.46 Cf. Is 53.1-12; Os 6.2.

47. y que en su nombre se anunciará a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Comenzando desde Jerusalén,#24.47 Los vv. 44-47 anticipan, en cierto modo, la proclamación que deberán hacer los apóstoles (cf. Hch 2.14-39; 3.17-26; 8.35; 13.16-41; 26.20).

48. ustedes deben dar testimonio de estas cosas.

49. Y yo enviaré sobre ustedes lo que mi Padre prometió.#24.49 Lo que mi Padre prometió: es decir, el Espíritu Santo (Hch 1.4; 2.33; cf. Jn 14.16-17,26; 16.7; 20.21-22). Pero ustedes quédense aquí, en la ciudad de Jerusalén, hasta que reciban el poder que viene del cielo.#24.47-49 Estos vv. preparan al lector para la continuación del relato, que el mismo autor presenta al comienzo del libro de los Hechos (cf. especialmente Hch 1.1-11; 2.1-4).

50. Luego Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta Betania,#24.50 Betania: aldea cercana a Jerusalén (Mt 21.17 n.). y alzando las manos los bendijo.

51. Y mientras los bendecía, se apartó de ellos y fue llevado al cielo.#24.51 Algunos mss. omiten y fue llevado al cielo.

52. Ellos, después de adorarlo,#24.52 Algunos mss. omiten las palabras después de adorarlo. volvieron a Jerusalén muy contentos.

53. Y estaban siempre en el templo, alabando a Dios.