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San Marcos 2 DHHS94

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1. Algunos días después, Jesús volvió a entrar en Cafarnaúm. En cuanto se supo que estaba en casa,

2. se juntó tanta gente que ni siquiera cabían frente a la puerta; y él les anunciaba el mensaje.

3. Entonces, entre cuatro, le llevaron un paralítico.

4. Pero como había mucha gente y no podían acercarlo hasta Jesús, quitaron parte del techo de la casa donde él estaba, y por la abertura bajaron al enfermo en la camilla en que estaba acostado.

5. Cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al enfermo: —Hijo mío, tus pecados quedan perdonados.

6. Algunos maestros de la ley que estaban allí sentados, pensaron:

7. «¿Cómo se atreve este a hablar así? Sus palabras son una ofensa contra Dios. Solo Dios puede perdonar pecados.»

8. Pero Jesús en seguida se dio cuenta de lo que estaban pensando, y les preguntó: —¿Por qué piensan ustedes así?

9. ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: “Tus pecados quedan perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”?

10. Pues voy a demostrarles que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados. Entonces le dijo al paralítico:

11. —A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

12. El enfermo se levantó en el acto, y tomando su camilla salió de allí, a la vista de todos. Por esto, todos se admiraron y alabaron a Dios, diciendo: —Nunca hemos visto una cosa así.

13. Después fue Jesús otra vez a la orilla del lago; la gente se acercaba a él, y él les enseñaba.

14. Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo: —Sígueme. Leví se levantó y lo siguió.

15. Sucedió que Jesús estaba comiendo en casa de Leví, y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, y otra gente de mala fama, estaban también sentados a la mesa, junto con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo seguían.

16. Algunos maestros de la ley, que eran fariseos, al ver que Jesús comía con todos aquellos, preguntaron a los discípulos: —¿Cómo es que su maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?

17. Jesús lo oyó, y les dijo: —Los que están sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

18. Una vez estaban ayunando los seguidores de Juan el Bautista y los fariseos, y algunas personas fueron a Jesús y le preguntaron: —Los seguidores de Juan y los de los fariseos ayunan: ¿por qué no ayunan tus discípulos?

19. Jesús les contestó: —¿Acaso pueden ayunar los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Mientras está presente el novio, no pueden ayunar.

20. Pero llegará el momento en que se lleven al novio; cuando llegue ese día, entonces sí ayunarán.

21. »Nadie arregla un vestido viejo con un remiendo de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge y rompe el vestido viejo, y el desgarrón se hace mayor.

22. Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revienten los cueros, y se pierden tanto el vino como los cueros. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos.

23. Un sábado, Jesús caminaba entre los sembrados, y sus discípulos, al pasar, comenzaron a arrancar espigas de trigo.

24. Los fariseos le preguntaron: —Oye, ¿por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?

25. Pero él les dijo: —¿Nunca han leído ustedes lo que hizo David en una ocasión en que él y sus compañeros tuvieron necesidad y sintieron hambre?

26. Pues siendo Abiatar sumo sacerdote, David entró en la casa de Dios y comió los panes consagrados a Dios, que solamente a los sacerdotes se les permitía comer; y dio también a la gente que iba con él.

27. Jesús añadió: —El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado.

28. Por esto, el Hijo del hombre tiene autoridad también sobre el sábado.

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