San Mateo 20 DHH94I
1. »Sucede con el reino de los cielos como con el dueño de una finca, que salió muy de mañana a contratar trabajadores para su viñedo.
2. Se arregló con ellos para pagarles el salario de un día,#20.2 El salario de un día: Lit. un denario. Véase Tabla de pesas, monedas y medidas. y los mandó a trabajar a su viñedo.
3. Volvió a salir como a las nueve de la mañana,#20.3 Las nueve de la mañana: Lit. la hora tercera; entre los hebreos, las horas se contaban desde la salida del sol, es decir, aprox. desde las seis de la mañana. y vio a otros que estaban en la plaza desocupados.
4. Les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar a mi viñedo, y les daré lo que sea justo.” Y ellos fueron.
5. El dueño salió de nuevo a eso del mediodía, y otra vez a las tres de la tarde,#20.5 Mediodía... tres de la tarde: Lit. horas sexta y novena (véase 20.3 n.). e hizo lo mismo.
6. Alrededor de las cinco de la tarde#20.6 Alrededor de las cinco de la tarde: Lit. como la hora undécima (véase 20.3 n.). volvió a la plaza, y encontró en ella a otros que estaban desocupados. Les preguntó: “¿Por qué están ustedes aquí todo el día sin trabajar?”
7. Le contestaron: “Porque nadie nos ha contratado.” Entonces les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar a mi viñedo.”
8. »Cuando llegó la noche, el dueño dijo al encargado del trabajo: “Llama a los trabajadores, y págales comenzando por los últimos que entraron y terminando por los que entraron primero.”
9. Se presentaron, pues, los que habían entrado a trabajar alrededor de las cinco de la tarde, y cada uno recibió el salario completo de un día.
10. Después, cuando les tocó el turno a los que habían entrado primero, pensaron que iban a recibir más; pero cada uno de ellos recibió también el salario de un día.
11. Al cobrarlo, comenzaron a murmurar contra el dueño,
12. diciendo: “Estos, que llegaron al final, trabajaron solamente una hora, y usted les ha pagado igual que a nosotros, que hemos aguantado el trabajo y el calor de todo el día.”
13. Pero el dueño contestó a uno de ellos: “Amigo, no te estoy haciendo ninguna injusticia. ¿Acaso no te arreglaste conmigo por el salario de un día?
14. Pues toma tu paga y vete. Si yo quiero darle a este que entró a trabajar al final lo mismo que te doy a ti,
15. es porque tengo el derecho de hacer lo que quiera con mi dinero. ¿O es que te da envidia#20.15 ¿O es que te da envidia...?: Lit. ¿O es malo tu ojo...? Respecto a la imagen del ojo malo, véase Mt 6.22-23 n. que yo sea bondadoso?”
16. »De modo que los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos.#20.16 Algunos mss. antiguos añaden: Porque muchos son llamados y pocos escogidos, de acuerdo con Mt 22.14.
17. Jesús, yendo ya de camino a Jerusalén, llamó aparte a sus doce discípulos y les dijo:
18. —Como ustedes ven, ahora vamos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, que lo condenarán a muerte
19. y lo entregarán a los extranjeros#20.19 Extranjeros: o sea, las autoridades romanas. para que se burlen de él, lo golpeen y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.#20.17-19 Mt 16.21; 17.22-23.
20. La madre de los hijos de Zebedeo, junto con sus hijos,#20.20 Sus hijos: Santiago y Juan (cf. Mt 4.21). se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él para pedirle un favor.
21. Jesús le preguntó: —¿Qué quieres? Ella le dijo: —Manda que en tu reino uno de mis hijos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.#20.21 Los discípulos esperaban que Jesús estableciera un reinado terrenal, en el cual habría diferentes grados de autoridad y honor.
22. Jesús contestó: —Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber el trago amargo#20.22 El trago amargo: Lit. la copa; imagen literaria que alude a una dura prueba (véase Mt 26.39 n.). que voy a beber yo? Ellos dijeron: —Podemos.
23. Jesús les respondió: —Ustedes beberán este trago amargo,#20.23 Santiago murió después como mártir (Hch 12.1-3). pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que se les dará a aquellos para quienes mi Padre lo ha preparado.#20.22-23 Algunos mss. añaden en el v. 22: y recibir el bautismo que yo voy a recibir, y en el v. 23: y recibirán el bautismo que yo reciba, frases tomadas probablemente de Mc 10.38-39.
24. Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se enojaron con los dos hermanos.
25. Pero Jesús los llamó, y les dijo: —Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos.
26. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás;
27. y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser su esclavo.#20.25-27 Mt 23.11; Mc 9.35; Lc 22.25-27; cf. Eclo 3.18.
28. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir#20.28 Servir: Lc 22.27; Jn 13.12-15; Flp 2.5-7. y para dar su vida en rescate#20.28 Rescate: palabra que frecuentemente, pero no siempre, indica el pago de un precio, como el que se pagaba por la libertad de un esclavo o de un preso. por una multitud.#20.28 Puede haber aquí una alusión a Is 52.13—53.12, donde se habla de los sufrimientos del siervo del Señor (cf. especialmente los vv. 5-6 y 11-12 de dicho pasaje). Véase Mc 10.45 n.; cf. también Jn 10.11; Ef 1.7; Col 1.13-14; 1 Ti 2.5-6; Tit 2.14; Heb 2.9; 1 P 1.18-19.
29. Al salir ellos de Jericó,#20.29 En su viaje a Jerusalén, Jesús pasa por Jericó, que estaba en una de las principales rutas de Galilea a Jerusalén. mucha gente siguió a Jesús.
30. Dos ciegos#20.30 Dos ciegos: Véase Mt 8.28 nota. que estaban sentados junto al camino, al oír que Jesús pasaba, gritaron: —¡Señor, Hijo de David,#20.30 Hijo de David: título mesiánico (Mt 1.1 n.); nótese el relato similar en Mt 9.27-31. ten compasión de nosotros!
31. La gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más todavía: —¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!
32. Entonces Jesús se detuvo, llamó a los ciegos y les preguntó: —¿Qué quieren que haga por ustedes?
33. Ellos le contestaron: —Señor, que recobremos la vista.
34. Jesús tuvo compasión de ellos, y les tocó los ojos. En el mismo momento los ciegos recobraron la vista, y siguieron a Jesús.