San Mateo 28 DHHS94
1. Pasado el sábado, cuando al anochecer comenzaba el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro.
2. De pronto hubo un fuerte temblor de tierra, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra que lo tapaba y se sentó sobre ella.
3. El ángel brillaba como un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve.
4. Al verlo, los soldados temblaron de miedo y quedaron como muertos.
5. El ángel dijo a las mujeres: —No tengan miedo. Yo sé que están buscando a Jesús, el que fue crucificado.
6. No está aquí, sino que ha resucitado, como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron.
Jesús se aparece a las mujeres7. Vayan pronto y digan a los discípulos: “Ha resucitado, y va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán.” Esto es lo que yo tenía que decirles.
8. Las mujeres se fueron rápidamente del sepulcro, con miedo y mucha alegría a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos.
9. En eso, Jesús se presentó ante ellas y las saludó. Ellas se acercaron a Jesús y lo adoraron, abrazándole los pies,
Los soldados son sobornados10. y él les dijo: —No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y que allá me verán.
11. Mientras iban las mujeres, algunos soldados de la guardia llegaron a la ciudad y contaron a los jefes de los sacerdotes todo lo que había pasado.
12. Estos jefes fueron a hablar con los ancianos, para ponerse de acuerdo con ellos. Y dieron mucho dinero a los soldados,
13. a quienes advirtieron: —Ustedes digan que durante la noche, mientras ustedes dormían, los discípulos de Jesús vinieron y robaron el cuerpo.
14. Y si el gobernador se entera de esto, nosotros lo convenceremos, y a ustedes les evitaremos dificultades.
15. Los soldados recibieron el dinero e hicieron lo que se les había dicho. Y esta es la explicación que hasta el día de hoy circula entre los judíos.
16. Así pues, los once discípulos se fueron a Galilea, al cerro que Jesús les había indicado.
17. Y cuando vieron a Jesús, lo adoraron, aunque algunos dudaban.
18. Jesús se acercó a ellos y les dijo: —Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
19. Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
20. y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.