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Miqueas 3 DHH94I

« Mensaje contra los malos gobernantes

1. Escuchen ahora, gobernantes y jefes de Israel, ¿acaso no corresponde a ustedes saber lo que es la justicia?#3.1 Gobernantes y jefes de Israel: no sólo los reyes y sacerdotes, sino también los jueces que debían administrar justicia (2 Cr 19.4-7). Cf. Lv 19.15; Dt 1.16; 16.18-20.

2. En cambio, odian el bien y aman el mal; despellejan a mi pueblo y le dejan los huesos pelados.#3.2 Is 1.17; 5.20; Am 5.15.

3. Se comen vivo a mi pueblo; le arrancan la piel y le rompen los huesos; lo tratan como si fuera carne para la olla.

Mensaje contra los profetas engañadores

4. Un día llamarán ustedes al Señor, pero él no les contestará. En aquel tiempo se esconderá de ustedes por las maldades que han cometido.

5. Mi pueblo sigue caminos equivocados por culpa de los profetas que lo engañan, que anuncian paz#3.5 Anuncian paz: Cf. Jer 28.2-11. a quienes les dan de comer pero declaran la guerra a quienes no les llenan la boca.#3.5 Llenan la boca: Alusión irónica a los profetas que acomodaban sus palabras según el pago que recibían. Cf. Jer 6.14; 8.11; 14.13; 23.16-17. El Señor dice a esos profetas:

6. «No volverán ustedes a tener visiones proféticas en la noche ni a predecir el futuro en la oscuridad.» El sol se pondrá para esos profetas, y el día se les oscurecerá.

7. Esos videntes y adivinos quedarán en completo ridículo. Todos ellos se quedarán callados al no recibir respuesta de Dios.

Ruina de Jerusalén

8. En cambio, a mí, el espíritu del Señor me llena de fuerza, justicia y valor, para echarle en cara a Israel su rebeldía y su pecado.#3.8 A diferencia de los profetas que vendían su mensaje, Miqueas habla y actúa bajo la inspiración del espíritu del Señor. Cf. Is 6; 61.1-3; Jer 1.4-8; Ez 1—2.

9. Escuchen esto ahora, gobernantes y jefes de Israel, ustedes que odian la justicia y tuercen todo lo que está derecho,

10. que construyen Jerusalén, la ciudad del monte Sión, sobre la base del crimen y la injusticia.#3.9-10 Estos vv. presentan metafóricamente el crimen y la injusticia como el cimiento sobre el que se edifica la ciudad. Cf. Ex 23.1-3,6-8; Lv 19.15; Dt 16.18-20; Am 5.7,10-15; Hab 2.12.

11. Los jueces de la ciudad se dejan sobornar, los sacerdotes enseñan solo por dinero y los profetas venden sus predicciones alegando que el Señor los apoya, y diciendo: «El Señor está con nosotros; nada malo nos puede suceder.»

12. Por lo tanto, por culpa de ustedes, Jerusalén, la ciudad del monte Sión, va a quedar convertida en barbecho, en un montón de ruinas, y el monte del templo se cubrirá de maleza.#3.12 Aquí se predice por primera vez la destrucción de la ciudad de Jerusalén, que, por ser la ciudad de Dios y lugar de su morada, era considerada inviolable e indestructible (Sal 46.4-5[5-6]; 48.1-3[2-4]; Jer 7.4). Este texto sería citado un siglo más tarde para salvar la vida del profeta Jeremías (cf. Jer 26.18).

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