Nehemías 1 DHH94I
1. Esta es la historia de Nehemías,#1.1 El nombre de Nehemías, que en hebreo significa el Señor consuela, era bastante corriente en el antiguo Israel (cf. Esd 2.1-2; Neh 3.16). hijo de Hacalías. En el año veinte del reinado de Artajerjes,#1.1 Del reinado de Artajerjes: Estas palabras no están en el texto heb., pero por Neh 2.1; 5.14 resulta evidente que se trata de este rey (465-423 a.C.). La fecha indicada corresponde a noviembre-diciembre (heb. Quisleu) del año 445 a.C. en el mes de Quisleu, yo, Nehemías, estaba en la ciudadela de Susa#1.1 Susa: una de las residencias reales de los monarcas persas (Est 1.1; 2.5; Dn 8.2). Véase Índice de mapas.
2. cuando llegó mi hermano Hananí con unos hombres que venían de Judá. Entonces les pregunté por Jerusalén y por los judíos que habían escapado de ir al destierro.
3. Y me contestaron: «Los que escaparon de ir al destierro y se quedaron en la provincia,#1.3 En la provincia: es decir, en Palestina, que después de la caída de Babilonia había sido anexada al imperio persa (véase Is 41.2 n.). están en una situación muy difícil y vergonzosa. En cuanto a Jerusalén, la muralla ha sido derribada y sus puertas han sido destruidas por el fuego.»#1.3 Probablemente se alude a sucesos más recientes que el incendio y la destrucción de la ciudad durante las campañas militares de Nabucodonosor, acaecidas unos ciento cuarenta años antes, en el año 587 a.C. (2 R 25.1-17).
4. Al escuchar estas noticias, me senté a llorar, y por algunos días estuve muy triste, ayunando y orando#1.4 En esta oración de confesión, Nehemías reconoce los pecados de Israel, pero al mismo tiempo apela a la palabra del Señor, que había prometido tomar en cuenta el arrepentimiento de su pueblo. Cf. oraciones semejantes en Esd 9.6-15; Neh 9.32-37. ante el Dios del cielo.
5. Y le dije: «Señor, Dios del cielo, Dios grande y terrible, que mantienes firme tu alianza y tu fidelidad con los que te aman y cumplen tus mandamientos;
6. te ruego ahora que atiendas a la oración que día y noche te dirijo en favor de tus siervos, los israelitas. Reconozco que nosotros los israelitas hemos pecado contra ti; ¡hasta mis familiares y yo hemos pecado!
7. Nos hemos conducido de la peor manera ante ti; no hemos cumplido los mandamientos, leyes y decretos que nos diste por medio de tu siervo Moisés.
8. Recuerda que le advertiste que si nosotros pecábamos, nos dispersarías por todo el mundo;#1.8 Cf. Lv 26.33; Dt 28.64.
9. pero que si nos volvíamos a ti y cumplíamos tus mandamientos, poniéndolos en práctica, aun cuando fuéramos esparcidos hasta el último rincón del mundo nos recogerías de allí y nos llevarías de nuevo al santo lugar que escogiste como residencia de tu nombre.#1.9 Nos llevarías... residencia de tu nombre: Cf. Dt 30.1-5. Aunque muchos judíos se adaptaron a las nuevas condiciones de vida en Babilonia, muchos otros se negaron a aceptar el destierro como algo definitivo. Cf. Sal 137 n.
10. »Nosotros somos tus siervos y tu pueblo, que rescataste con tu gran poder y fortaleza.#1.10 Cf. Dt 9.29.
11. Te ruego, pues, Señor, que atiendas a mi oración y las súplicas de tus siervos, cuyo único deseo es honrarte. Te pido también que me des éxito y despiertes hacia mí las simpatías del rey.»