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Nehemías 6 DHH94I

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1. Cuando Sambalat, Tobías, Guésem el árabe y los demás enemigos nuestros supieron que yo había reconstruido la muralla sin dejar en ella ninguna brecha (aunque me faltaba todavía colocar las puertas en su sitio),#6.1 Véanse 2.10 n. y 2.19 n.

2. me enviaron un mensaje Sambalat y Guésem para que nos reuniéramos en alguna de las aldeas del valle de Onó. Pero lo que tramaban era hacerme daño.#6.2 El valle de Onó: tal vez estaba ubicado entre los territorios de Samaria, Asdod y Judá, a unos 40 km. al noroeste de Jerusalén.

3. Entonces envié mensajeros a decirles que yo estaba ocupado en una obra importante, y que no podía ir, ya que el trabajo se detendría si yo lo dejaba por ir a verlos.

4. Cuatro veces me enviaron el mismo mensaje, pero mi respuesta fue siempre la misma.

5. Entonces Sambalat, por medio de un criado suyo, me envió por quinta vez el mismo mensaje en una carta abierta,#6.5 La carta abierta incluía serias acusaciones contra Nehemías, en particular la de traición al imperio persa (v. 6), que era un delito extremadamente grave.

6. que decía: «Corre el rumor entre la gente, y también lo dice Guésem, de que tú y los judíos están planeando una rebelión, y que por eso están reconstruyendo la muralla. Según estos rumores, tú vas a ser su rey,

7. y has nombrado ya profetas#6.7 Las aspiraciones mesiánicas del pueblo habían sido renovadas, un siglo antes, por Hageo y Zacarías (cf. Esd 5.1; Hag 1.14—2.9; Zac 4.6-10; 6.15). para que te proclamen rey en Jerusalén y digan que ya hay rey en Judá. Estos rumores bien pueden llegar a oídos del rey Artajerjes, así que ven y conversaremos personalmente.»

8. Entonces yo le envié contestación, diciéndole que no había nada de cierto en aquellos rumores, sino que eran producto de su imaginación.

9. Pues ellos trataban de asustarnos, pensando que nos desanimaríamos y que no llevaríamos a cabo la obra; pero yo puse aún mayor empeño.#6.9 Yo puse aún mayor empeño: según varias versiones antiguas; heb. hazme poner más empeño (véase 5.19 n.).

10. Después fui a casa de Semaías, hijo de Delaías y nieto de Mehetabel, que se había encerrado en su casa, y me dijo: «Reunámonos en el templo de Dios, dentro del santuario, y cerremos las puertas, porque esta noche piensan venir a matarte.»

11. Pero yo le respondí: «Los hombres como yo, no huyen ni se meten en el templo para salvar el pellejo. Yo, al menos, no me meteré.»

12. Además me di cuenta de que él no hablaba de parte de Dios, sino que decía todo aquello contra mí porque Sambalat y Tobías lo habían sobornado;

13. le pagaban por asustarme, para que así yo pecara. De ese modo podrían crearme mala fama y desprestigiarme.

14. ¡Dios mío: recuerda lo que Sambalat y Tobías han hecho! ¡No te olvides tampoco de Noadías, la profetisa, ni de los otros profetas que quisieron asustarme!#6.14 Véanse 4.4 n. y 5.19 n.

15. La muralla quedó terminada el día veinticinco del mes de Elul,#6.15 Mes de Elul: es decir, agosto-septiembre. La reconstrucción de las murallas finalizó a los 52 días de haber comenzado la obra, posiblemente en el año 445 a.C. Este período relativamente breve parece indicar que no fue necesario reparar la totalidad de las murallas, ya que después del exilio disminuyó el tamaño de la ciudad de Jerusalén. y en la obra se emplearon cincuenta y dos días.

16. Nuestros enemigos lo supieron, y todas las naciones que había a nuestro alrededor tuvieron mucho miedo y se vino abajo su orgullo, porque comprendieron que esta obra se había llevado a cabo con la ayuda de nuestro Dios.

17. En aquellos días hubo mucha correspondencia entre Tobías#6.17 Tobías practicaba un juego doble: por un lado, tenía buenas relaciones familiares y comerciales con algunas familias importantes de Jerusalén; por el otro, participaba del plan contra Nehemías (cf. v. 19; véase 2.10 n.). y personas importantes de Judá,

18. porque muchas personas de Judá habían jurado lealtad a Tobías, por ser el yerno de Secanías, hijo de Árah, y porque su hijo Johanán se había casado con la hija de Mesulam, hijo de Berequías.

19. De modo que lo elogiaban en mi presencia y le contaban lo que yo decía. Tobías, por su parte, me enviaba cartas para asustarme.

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