Números 11 DHH94I
1. Un día los israelitas se pusieron a murmurar#11.1 Se pusieron a murmurar: El tema de las murmuraciones se repite a menudo en el libro de Éxodo y, con mayor frecuencia, en el de Números (véanse la Introducción, y también Ex 14.11-12 n.). A lo largo del relato se destacan la intercesión de Moisés por el pueblo rebelde y la compasión del Señor a pesar de esa rebeldía. contra el Señor debido a las dificultades por las que estaban pasando. Al oírlos, el Señor se enojó mucho y les envió un fuego que incendió los alrededores del campamento.
2. El pueblo gritó pidiendo ayuda a Moisés, y Moisés rogó al Señor por ellos. Entonces el fuego se apagó.
3. Por eso aquel lugar se llamó Taberá,#11.3 En hebreo, Taberá significa quema o incendio. porque allí el fuego del Señor ardió contra ellos.
4. Entre los israelitas se había mezclado gente de toda clase,#11.4 Gente de toda clase: Cf. Ex 12.38. que solo pensaba en comer. Y los israelitas, dejándose llevar por ellos, se pusieron a llorar y a decir: «¡Ojalá tuviéramos carne para comer!
5. ¡Cómo nos viene a la memoria el pescado que comíamos gratis en Egipto! Y también comíamos pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos.
6. Pero ahora nos estamos muriendo de hambre, y no se ve otra cosa que maná.»#11.6 Maná: Cf. Ex 16.14-16, y véanse Ex 16.15 notas h e i; 16.31 n.
7. (El maná era parecido a la semilla del cilantro; tenía un color amarillento, como el de la resina,
8. y sabía a tortas de harina con aceite. La gente salía a recogerlo, y luego lo molían o machacaban, y lo cocinaban o lo preparaban en forma de panes.
9. Por la noche, cuando caía el rocío sobre el campamento, caía también el maná.)
10. Moisés oyó que los israelitas y sus familiares lloraban a la entrada de sus tiendas. El Señor estaba muy enojado. Y Moisés también se disgustó,
11. y le dijo al Señor: —¿Por qué me tratas mal a mí, que soy tu siervo? ¿Qué tienes contra mí, que me has hecho cargar con este pueblo?
12. ¿Acaso soy yo su padre o su madre para que me pidas que los lleve en brazos, como a niños de pecho, hasta el país que prometiste a sus antepasados?
13. ¿De dónde voy a sacar carne para dar de comer a toda esta gente? Vienen llorando a decirme: “Danos carne para comer.”
14. Yo no puedo ya encargarme de llevar solo a todo este pueblo; es una carga demasiado pesada para mí.
15. Si vas a seguir tratándome así, mejor quítame la vida, si es que de veras me estimas. Así no tendré que verme en tantas dificultades.
16. Pero el Señor le contestó: —Reúneme a setenta ancianos israelitas, de los que sepas que tienen autoridad entre el pueblo, y tráelos a la tienda del encuentro y que esperen allí contigo.#11.16 Cf. Ex 18.21.
17. Yo bajaré y hablaré allí contigo, y tomaré una parte del espíritu que tú tienes y se la daré a ellos para que te ayuden a sobrellevar a este pueblo. Así no estarás solo.
18. Luego manda al pueblo que se purifique#11.18 Que se purifique: Véase Nm 8.6 n. para mañana, y comerán carne. Ya los he oído llorar y decir: “¡Ojalá tuviéramos carne para comer! ¡Estábamos mejor en Egipto!” Pues bien, yo les voy a dar carne para que coman,
19. y no solo un día o dos, ni cinco o diez o veinte. No.
20. Comerán carne durante todo un mes, hasta que les salga por las narices y les dé asco, porque me han rechazado a mí, el Señor, que estoy en medio de ellos, y han llorado y han dicho ante mí: “¿Para qué salimos de Egipto?”
21. Entonces Moisés respondió: —El pueblo que viene conmigo es de seiscientos mil hombres de a pie,#11.21 Seiscientos mil hombres: Cf. Ex 12.37, y véase Nm 1.46 n. El relato subraya la acción de Dios, que sostiene milagrosamente en el desierto a un pueblo numeroso. ¿y dices que nos vas a dar a comer carne durante un mes entero?
22. ¿Dónde hay tantas ovejas y vacas que se puedan matar y que alcancen para todos? Aun si les diéramos todo el pescado del mar, no les alcanzaría.
Setenta ancianos hablan como profetas23. Pero el Señor le contestó: —¿Crees que es tan pequeño mi poder? Ahora vas a ver si se cumple o no lo que he dicho.
24. Moisés salió y contó al pueblo lo que el Señor le había dicho, y reunió a setenta ancianos israelitas y los colocó alrededor de la tienda.
25. Entonces el Señor bajó en la nube y habló con Moisés; luego tomó una parte del espíritu que Moisés tenía y se lo dio a los setenta ancianos. En cuanto el espíritu reposó sobre ellos, comenzaron a hablar como profetas;#11.25 Comenzaron a hablar como profetas: Se trata de palabras dichas en un estado de éxtasis o frenesí, como los descritos en 1 S 10.6,10-13; 1 R 22.6,10-12. pero esto no volvió a repetirse.
26. Dos hombres, el uno llamado Eldad y el otro Medad, habían sido escogidos entre los setenta, pero no fueron a la tienda sino que se quedaron en el campamento. Sin embargo, también sobre ellos reposó el espíritu, y comenzaron a hablar como profetas en el campamento.
27. Entonces un muchacho fue corriendo a decirle a Moisés: —¡Eldad y Medad están hablando como profetas en el campamento!
28. Entonces Josué, hijo de Nun, que desde joven era ayudante de Moisés, dijo: —¡Señor mío, Moisés, prohíbeles que lo hagan!
29. Pero Moisés le contestó: —¿Ya estás celoso por mí? ¡Ojalá el Señor le diera su espíritu a todo su pueblo, y todos fueran profetas!
30. Entonces Moisés y los ancianos de Israel volvieron al campamento.
31. El Señor hizo que soplara del mar un viento que trajo bandadas de codornices, las cuales cayeron en el campamento y sus alrededores, cubriendo una distancia de hasta un día de camino alrededor del campamento, y formando un tendido de casi un metro de altura.#11.31 Del mar: probablemente del Golfo de Akaba. Formando un tendido de casi un metro de altura: también puede traducirse volando como a un metro de altura. Véase Ex 16.13 n.
32. Todo ese día y toda la noche y todo el día siguiente la gente estuvo recogiendo codornices. El que menos recogió, recogió diez montones#11.32 Diez montones: Lit. diez homeres, es decir, una cantidad enorme (véase Tabla de Pesas, monedas y medidas). de codornices, que pusieron a secar en los alrededores del campamento.
33. Pero apenas estaban masticando#11.33 Pero apenas estaban masticando: otra posible traducción: pero antes de masticar. los israelitas la carne de las codornices, cuando el Señor se enfureció contra ellos y los castigó, haciendo morir a mucha gente.
34. Por eso le pusieron a ese lugar el nombre de Quibrot-hataavá,#11.34 En hebreo, Quibrot-hataavá significa tumbas del apetito (o de la gula). porque allí enterraron a los que solo pensaban en comer.
35. De Quibrot-hataavá siguió el pueblo su camino hasta Haserot, y allí se quedó.