Proverbios 16 DHH94I
1. Los planes son del hombre; la palabra final la tiene el Señor.#16.1 Cf. Pr 16.9; 19.21; Ec 9.1.
2. Al hombre le parece bueno todo lo que hace, pero el Señor es quien juzga las intenciones.#16.2 Pr 21.2. Juzga: Lit. pesa.
3. Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se realizarán.
4. El Señor lo ha creado todo con un propósito: aun al hombre malvado para el día del castigo.#16.4 Cf. Ro 9.22. Más que afirmar que Dios creó a los malvados para manifestar en ellos su justicia, lo que se quiere indicar es que ni siquiera el hombre malvado puede sustraerse de los propósitos o planes divinos.
5. El Señor no soporta a los orgullosos; tarde o temprano tendrán su castigo.#16.5 Cf. Pr 11.21. Los orgullosos no desean arrepentirse y, por eso, se niegan a sí mismos la posibilidad de ser perdonados. La oposición de Dios contra el orgullo y la soberbia es también un tema fundamental de la literatura profética (cf. Is 2.6-22).
6. Con amor y verdad se perdona el pecado; honrando al Señor se aleja uno del mal.#16.6 Honrando: Lit. temiendo (véase Dt 6.13 nota).
7. Cuando al Señor le agrada la conducta de un hombre, hasta a sus enemigos los pone en paz con él.
8. Vale más lo poco ganado honradamente, que lo mucho ganado en forma injusta.
9. Al hombre le toca hacer planes, y al Señor dirigir sus pasos.#16.9 Véase Pr 16.1 n.
10. El rey habla de parte de Dios y no dicta sentencias injustas.#16.10 Este v. inicia una serie de proverbios acerca del rey (vv. 10-15). En la antigüedad se creía que el rey, cuando pronunciaba una sentencia, estaba manifestando la justicia divina y, por lo tanto, emitía una especie de profecía. Cf. 2 S 14.17.
11. Pesas y medidas caen bajo el juicio del Señor; todas las pesas han sido creadas por él.#16.11 Cf. Pr 11.1. Pesas y medidas caen bajo juicio del Señor: texto probable. Heb. pesas y medidas de justicia del Señor.
12. Los reyes reprueban las malas acciones, porque el trono se basa en la justicia.#16.12 Cf. Pr 25.5; 29.14; véase Sal 72.1 n.
13. Los reyes aman y ven con agrado a quien habla con honradez y sinceridad.
14. La ira del rey es mensajera de muerte, y es de sabios procurar calmarla.
15. La alegría del rey es promesa de vida,#16.15 La alegría del rey: Lit. el rostro del rey (véase Sal 4.6[7] n.). Cf. Pr 19.12. y su buena voluntad es como nube de lluvia.
16. Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale entendimiento que plata.
17. La norma de los justos es apartarse del mal; cuidar la propia conducta es cuidarse uno mismo.
18. Tras el orgullo viene el fracaso; tras la altanería, la caída.
19. Más vale humillarse con los pobres que hacerse rico con los orgullosos.
20. Al que bien administra, bien le va; ¡feliz aquel que confía en el Señor!#16.20 Al que bien administra: otra posible traducción: al que atiende al mandamiento (Lit. la palabra). Cf. Sal 2.11-12; 40.4(5); Pr 13.13.
21. Al que piensa sabiamente, se le llama inteligente; las palabras amables convencen mejor.
22. Tener buen juicio es tener una fuente de vida; instruir a los necios es también necedad.#16.22 Fuente de vida: Pr 10.11; 13.14; 14.27.
23. El que piensa sabiamente, se sabe expresar, y sus palabras convencen mejor.#16.23 16.21; Ec 10.12.
24. Las palabras dulces son un panal de miel: endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas.#16.24 Cf. Sal 19.7-10(8-11). En el antiguo Oriente, la miel era considerada un alimento de los dioses.
25. Hay caminos que parecen derechos, pero al final de ellos está la muerte.#16.25 Pr 14.12; Eclo 21.10.
26. El apetito del que trabaja lo impulsa a trabajar; el hambre que siente lo empuja a ello.
27. El malvado es un horno de maldad;#16.27 El malvado es un horno de maldad: texto probable. Heb. el hombre de Belial causa maldad (sobre Belial, véanse Sal 18.4[5]; 2 Co 6.15 n.). ¡aun sus palabras parecen llamas de fuego!#16.27 ¡Aun sus palabras parecen llamas de fuego!: Cf. Stg 3.6.
28. El perverso provoca peleas;#16.28 El perverso provoca peleas: Cf. Pr 6.12-14; Eclo 28.13-26. el chismoso es causa de enemistades.
29. El violento engaña a su amigo y lo desvía por el mal camino.
30. Guiña los ojos quien piensa hacer lo malo; se muerde los labios quien ya lo ha cometido.
31. Las canas son una digna corona, ganada por una conducta honrada.#16.31 Al hablar de las canas, se alude a una larga vida, que es el premio de una conducta recta. Esto implica que el pelo encanecido es propio de un hombre experimentado y sabio. Cf. Job 8.9; 15.10; 32.6; 38.21; Eclo 25.4-6.
32. Más vale ser paciente que valiente; más vale vencerse uno mismo que conquistar ciudades.
33. El hombre echa las suertes, pero el Señor es quien lo decide todo.#16.33 En Israel, muchos asuntos se resolvían por medio de las suertes (Lv 16.8; Jos 7; 1 S 14; Hch 1.26).