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Salmos 109 DHH94I

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1. 1 (1b) Oh Dios, no te quedes callado ante mi oración,

2. pues labios mentirosos y malvados hablan mal de mí, y es falso lo que de mí dicen.

3. Sus expresiones de odio me rodean; ¡me atacan sin motivo!

4. A cambio de mi amor, me atacan; pero yo hago oración.#109.4 Este amor y esta entrega a la oración contrastan sensiblemente con la imprecación que viene después. De ahí podría sacarse un argumento más en favor de la interpretación a la que se hace referencia en 109.6 n.

5. Me han pagado mal por bien, y a cambio de mi amor, me odian.

6. Pon como juez suyo a un malvado, y que lo acuse su propio abogado;#109.6 Aquí comienza la imprecación más larga y violenta de todo el libro de Salmos. Por lo general, se le atribuye a la persona que ha venido hablando hasta ahora. Sin embargo, cuando el salmista se refiere a sus enemigos emplea siempre el plural (vv. 1-5,20,27-29). La imprecación, en cambio, está dirigida contra uno solo, en singular. Por eso podría pensarse que él no hace más que repetir, en presencia del Señor, las palabras de sus acusadores y perseguidores. Acerca de estas imprecaciones, véase la Introducción a los Salmos (3 [h]).

7. que lo declaren culpable en el juicio; que lo condene su propia defensa.

8. ¡Que viva poco tiempo y que otro se apodere de sus bienes!#109.8 Hch 1.20. Sus bienes: otra posible traducción: su nombramiento.

9. ¡Que sus hijos queden huérfanos y viuda su esposa!

10. ¡Que sus hijos anden vagando y pidiendo limosna! ¡Que los echen#109.10 Que los echen: según la versión griega (LXX). Heb. y busquen. de las ruinas de su casa!

11. Que se lleve el prestamista todo lo que le pertenecía. Que gente extraña le arrebate el fruto de su trabajo.

12. Que no haya quien tenga compasión de él ni de sus hijos huérfanos.

13. Que se acabe su descendencia, que se borre para siempre su apellido.

14. Que se acuerde el Señor de la maldad de su padre y nunca borre el pecado de su madre;

15. que el Señor los tenga siempre presentes y borre de la tierra su recuerdo.

16. Nunca pensó en ser compasivo; a los pobres y humildes y afligidos los persiguió hasta matarlos.

17. Ya que prefirió la maldición, ¡que lo maldigan! No quiso bendición, ¡pues que nunca lo bendigan!#109.17 Aquí se expresa en todo su rigor el principio formulado en la ley del talión (Ex 21.23-24). Cf. Sal 7.15-16(16-17); 57.6(7); Pr 1.31; 5.22.

18. Que lo cubra la maldición como un vestido; que le entre en el vientre y en los huesos cual si fuera agua o aceite;

19. ¡que lo cubra como un vestido y lo oprima como un cinto!

20. ¡Así pague el Señor a mis enemigos y a los que hablan mal de mí!

21. Pero tú, Señor, haz honor a tu nombre, y trátame bien. ¡Sálvame, por la bondad de tu amor!

22. Estoy muy pobre y afligido, tengo herido el corazón,

23. me voy desvaneciendo como una sombra, ¡el viento me arrastra como a una langosta!#109.23 Job 8.9; 14.2; Sal 39.5-6(6-7); 102.11(12).

24. De no comer me tiemblan las rodillas; adelgazo por falta de alimento.

25. ¡Soy el hazmerreír de la gente! ¡Al verme, mueven burlones la cabeza!#109.25 Cf. Mt 27.39; Mc 15.29.

26. Ayúdame, Señor y Dios mío; ¡sálvame, por tu amor!

27. Que sepan que tú, Señor, has hecho esto con tu mano.

28. No importa que me maldigan, con tal que tú me bendigas. Que ellos se avergüencen mientras tu siervo se alegra.

29. ¡Que mis enemigos se llenen de vergüenza! ¡Que los cubra la vergüenza como una capa!

30. Con mis labios daré al Señor gracias infinitas; ¡lo alabaré en medio de mucha gente!

31. Porque él aboga en favor del pobre y lo pone a salvo de los que lo condenan.

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