Salmos 115 DHH94I
1. Señor, glorifícate a ti mismo, y no a nosotros; ¡glorifícate, por tu amor y tu verdad!
2. ¿Por qué han de preguntar los paganos dónde está nuestro Dios?#115.2 Sal 42.3(4),10(11); 79.10; Jl 2.17; Miq 7.10.
3. Nuestro Dios está en el cielo; él ha hecho todo lo que quiso.
4. Los ídolos de los paganos son oro y plata, objetos que el hombre fabrica con sus manos:
5. tienen boca, pero no pueden hablar; tienen ojos, pero no pueden ver;
6. tienen orejas, pero no pueden oír; tienen narices, pero no pueden oler;
7. tienen manos, pero no pueden tocar; tienen pies, pero no pueden andar; ¡ni un solo sonido sale de su garganta!
8. Iguales a esos ídolos son quienes los fabrican y quienes en ellos creen.#115.4-8 La polémica contra los ídolos aparece con frecuencia en los escritos proféticos (Is 40.18-20; 44.9-20; Jer 10.3-16; Os 8.5-6). Más tarde fue continuada especialmente por los judíos dispersos fuera de Palestina, preocupados por reafirmar y extender su fe monoteísta en los ambientes paganos. (Sab 13.10—14.31; Bar 6.3-72). Cf. Sal 135.15-18; Ap 9.20.
9. Israelitas, ¡confíen en el Señor! Él nos ayuda y nos protege.
10. Sacerdotes,#115.10 Sacerdotes: Lit. familia de Aarón, el primer sumo sacerdote que tuvo el pueblo de Israel. Igualmente en el v. 12. Cf. Lv 8—9. ¡confíen en el Señor! Él nos ayuda y nos protege.
11. Ustedes que honran al Señor, ¡confíen en él! Él nos ayuda y nos protege.
12. ¡El Señor se ha acordado de nosotros y nos bendecirá! Bendecirá a los israelitas, bendecirá a los sacerdotes,
13. bendecirá a los que lo honran, a grandes y pequeños.
14. ¡Que el Señor les aumente la descendencia a ustedes y a sus hijos!
15. ¡Que el Señor, creador del cielo y de la tierra, les dé a ustedes su bendición!#115.12-15 En el culto del templo, probablemente uno o varios sacerdotes pronunciaban esta bendición. Cf. Nm 6.24-26; Sal 134.3.
16. El cielo pertenece al Señor, y al hombre le dio la tierra.#115.16 Cf. Gn 1.28; Sal 8.4-8(5-9); Sab 9.2-3; 10.1-2.
17. Los que han bajado al mundo del silencio,#115.17 El mundo del silencio: es decir, el sheol o reino de la muerte (véase Reino de la muerte en el Índice temático). Véase también Sal 6.5(6) n. los que ya han muerto, no pueden alabar al Señor;
18. pero nosotros lo alabaremos ahora y siempre. ¡Aleluya!