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Salmos 147 DHH94I

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1. ¡Aleluya! ¡Qué bueno es cantar himnos a nuestro Dios! ¡A él se le deben dulces alabanzas!#147.1 Sal 33.1; 92.1(2).

2. El Señor reconstruye a Jerusalén#147.2 Alusión a la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén y de su templo, realizada a la vuelta del exilio. Cf. Neh 4; Hag 1.8-9,12-15; 2.15,18; Zac 1.16-17; 2.4-5(8-9). y reúne a los dispersos de Israel.

3. Él sana a los que tienen roto el corazón, y les venda las heridas.

4. Él determina el número de las estrellas, y a cada una le pone nombre.

5. Grande es nuestro Dios, y grande su poder; su inteligencia es infinita.

6. El Señor levanta a los humildes, pero humilla por completo a los malvados.

7. Canten al Señor con gratitud; canten himnos a nuestro Dios, al son del arpa.

8. Él cubre de nubes el cielo, prepara la lluvia para la tierra, hace crecer los pastos en los montes,

9. da de comer a los animales y a las crías de los cuervos cuando chillan.

10. No es la fuerza del caballo ni los músculos del hombre lo que más agrada al Señor;

11. a él le agradan los que lo honran, los que confían en su amor.#147.10-11 Sal 20.7-8(8-9); 33.16-19; Am 2.15.

12. Jerusalén, alaba al Señor; Sión, alaba a tu Dios.

13. Pues él reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de la ciudad.#147.13 Algunos ven en este v. una alusión a las medidas que tomó Nehemías para reconstruir los muros de Jerusalén (cf. Neh 3.28; 7.1) y aumentar la población de la ciudad (cf. Neh 11.1-2).

14. Él trae la paz a tu territorio y te satisface con lo mejor del trigo.

15. Él envía su palabra a la tierra, y su palabra corre a toda prisa.#147.15 Los antiguos israelitas atribuían a la palabra un poder y una eficacia muy grandes, sobre todo en algunos casos especiales: por ej., cuando se hacía alguna promesa o se pronunciaba una bendición o una maldición. Una vez pronunciada, la palabra cobraba vida propia y quedaba fuera del dominio de quien la había dicho (cf. Gn 27.35). A partir del exilio, esta noción se desarrolló y se aplicó de un modo particular a la palabra de Dios, presentada a veces como mensajera y ejecutora de la voluntad divina. Cf. Is 55.10-11; Sab 18.14-16; Heb 4.12-13.

16. Él produce la nieve como si fuera lana, y esparce la escarcha como si fuera polvo.

17. Él envía el hielo en forma de granizo; con el frío que envía, el agua se congela.#147.17 El agua se congela: texto probable. Heb. ¿quién se mantendrá en pie?

18. Pero envía su palabra, y la derrite; hace soplar el viento, y el agua corre.

19. Él dio a conocer a Jacob, a Israel, su palabra, sus leyes y decretos.

20. No hizo lo mismo con las otras naciones, las cuales nunca conocieron sus decretos. ¡Aleluya!#147.20 Dt 4.7-8,32-35.

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