Logo
🔍

Salmos 74 DHH94I

«

1. 1 (1b) Oh Dios, ¿por qué nos has abandonado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu furor#74.1(1b) Encendido tu furor: Cf. Sal 79.5. contra las ovejas de tu prado?#74.1(1b) Ovejas de tu prado: Sal 79.13; 95.7; 100.3.

2. Acuérdate de tu pueblo, el que adquiriste desde el principio, el que rescataste para hacerlo tribu tuya; acuérdate del monte Sión,#74.2 Monte Sión: Véase Sal 2.6 n. Cf. Ex 15.17. donde has vivido.

3. Ven a ver estas ruinas sin fin; ¡el enemigo lo ha destruido todo en el santuario!

4. Tus enemigos#74.4 Tus enemigos: A los ojos del salmista, los enemigos de Israel son enemigos de Dios. Por eso en su plegaria pone de relieve estas dos ideas: la humillación que ha sufrido Israel es una afrenta para el mismo Dios (vv. 10,18), y al salir en defensa de su pueblo, el Señor defiende su propio honor (vv. 22-23). Cf. Lm 1.10. Véase Enemigo en el Índice temático. cantan victoria en tu santuario; ¡han puesto sus banderas extranjeras

5. sobre el portal de la entrada! Cual si fueran leñadores en medio de un bosque espeso,

6. a golpe de hacha y martillo destrozaron los ornamentos de madera.#74.6 Ornamentos de madera: Cf. 1 R 6.14-36.

7. Prendieron fuego a tu santuario; ¡deshonraron tu propio templo, derrumbándolo hasta el suelo!

8. Decidieron destruirnos del todo; ¡quemaron todos los lugares del país donde nos reuníamos para adorarte!

9. Ya no vemos nuestros símbolos sagrados;#74.9 Símbolos sagrados: Lit. signos o señales. Podría referirse a ciertos estandartes religiosos o militares, como las banderas del v. 4. Otros ven en esa expresión una referencia a los milagros, que son «signos» o «señales» de la presencia del Señor en medio de su pueblo. ya no hay ningún profeta,#74.9 Una de las peores desgracias, para el pueblo de Israel, era carecer de profetas que le hicieran conocer la voluntad del Señor (Lm 2.9; Ez 7.26). Cf. 1 S 3.1; Am 8.11-12. y ni siquiera sabemos lo que esto durará.

10. Oh Dios, ¿hasta cuándo nos ofenderá el enemigo? ¿Hasta cuándo seguirá hablando mal de ti?

11. ¿Por qué escondes tu mano poderosa? ¿Por qué te quedas cruzado de brazos?#74.11 ¿Por qué escondes... de brazos?: Lit. ¿Por qué retiras tu mano derecha y la retienes sobre el pecho? La mano derecha es un símbolo del poder del Señor. El hecho de mantenerla apretada contra el pecho sugiere la idea de una total inactividad por parte de Dios.

12. Desde tiempos antiguos, tú eres mi Rey.#74.12 Tú eres mi Rey: La profesión de confianza en el Señor, que es un elemento típico de los salmos de súplica, aparece aquí bajo la forma de un himno o canto de alabanza al poder de Dios manifestado en la creación y en la historia (vv. 12-17). Véase Señor en el Índice temático. Tú, oh Dios, alcanzaste muchas victorias en medio de la tierra:

13. tú dividiste el mar con tu poder, les rompiste la cabeza a los monstruos del mar,#74.13 Monstruos del mar: alusión a una creencia muy difundida entre los pueblos del Oriente antiguo. Según esta creencia, el mundo fue creado después que uno de los dioses logró derrotar a un monstruo temible, que le oponía resistencia y que representaba el estado caótico en que se encontraba el universo antes de la creación. El salmista utiliza esta imagen poética para describir la acción creadora de Dios (cf. Gn 1.1; Sal 89.10 [11]). La referencia a la división del mar parece evocar también el paso de los israelitas a través del Mar Rojo (Ex 14.21-22).

14. aplastaste las cabezas del monstruo Leviatán#74.14 Leviatán: nombre de un monstruo mitológico, que en Is 27.1 se describe como la serpiente enroscada, la serpiente tortuosa y el dragón que está en el mar. Los antiguos israelitas, como sus vecinos cananeos, veían en este monstruo la representación simbólica de las fuerzas del caos. Cf. Job 3.8; Sal 104.26. y lo diste por comida a las fieras del desierto.

15. Tú hiciste brotar fuentes y ríos, y secaste los ríos inagotables.

16. Tuyos son el día y la noche; tú afirmaste la luna y el sol;

17. tú marcaste los límites del mundo; tú hiciste el verano y el invierno.

18. Ten en cuenta, Señor, que el enemigo te ofende, y que gente necia habla mal de ti.

19. ¡No te olvides tanto de nosotros! Somos débiles como tórtolas; ¡no nos entregues a las fieras!

20. ¡Acuérdate de tu alianza, porque el país está lleno de violencia hasta el último rincón!

21. No dejes que se humille al oprimido; ¡haz que te alaben el pobre y el humilde!

22. ¡Levántate, oh Dios! ¡Defiende tu causa! ¡Recuerda que los necios te ofenden sin cesar!

23. No olvides los gritos de tus enemigos, el creciente clamor de los rebeldes.

»