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Salmos 87 DHH94I

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1. 1 (1b) Los cimientos de la ciudad de Dios están sobre los montes santos.#87.1(1b) Los montes santos: el monte Sión y las colinas sobre las que está situada la ciudad de Jerusalén (Sal 125.2).

2. El Señor ama las puertas de Sión más que a todas las casas de Jacob.#87.2 Las casas (lit. las moradas) de Jacob: designación poética de los antiguos y venerables santuarios israelitas, como Bet-el, Siquem y Siló. La predilección del Señor por las puertas de Sión, es decir, por la ciudad de Jerusalén, se puso de manifiesto cuando David trasladó al monte Sión el arca de la alianza (2 S 6.12-19). Véase Jerusalén en el Índice temático.

3. Ciudad de Dios, qué cosas tan hermosas se dicen de ti:

4. «Entre los pueblos que me conocen puedo nombrar a Egipto#87.4 En el texto hebreo, a Egipto se le llama Rahab. Este nombre evocaba para los israelitas la figura de un monstruo mitológico, en el que estaban representadas simbólicamente todas las potencias enemigas de Dios. Cf. Job 9.13; 26.12; Is 51.9. y Babilonia, Filistea, Tiro y Etiopía; todos ellos nacieron en ti.»#87.4 Los pueblos aquí mencionados representan a todas las naciones de la tierra. Es sorprendente que en la lista figuren algunos de los más encarnizados enemigos de Israel. Véase Índice de mapas.

5. De la ciudad de Sión dirán: «Este y aquel nacieron en ella.» El Altísimo mismo la ha afirmado.

6. El Señor escribe en el libro donde constan los nombres de los pueblos: «Este nació en ella.»#87.6 El salmista presenta al Señor como si anotara en un libro los nombres de todos los pueblos (cf. Neh 12.22-23; Ez 13.9; Lc 2.1-3). Al quedar anotados en ese registro, los nacidos en todas las naciones pasarán a ser considerados ciudadanos nativos de Jerusalén, de manera que ésta se convertirá en la verdadera patria de todos los hombres.

7. Y los que cantan y los que bailan dicen: «Mi hogar#87.7 Mi hogar: traducción posible, basada en la versión griega (LXX). Heb. mis fuentes. está en ti.»

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