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Salmos 92 DHH94I

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1. 1 (2) Altísimo Señor, ¡qué bueno es darte gracias y cantar himnos en tu honor!

2. 2 (3) Anunciar por la mañana y por la noche tu gran amor y fidelidad,

3. 3 (4) al son de instrumentos de cuerda, con música suave de arpa y de salterio.

4. 4 (5) Oh Señor, ¡tú me has hecho feliz con tus acciones! ¡Tus obras me llenan de alegría!

5. 5 (6) Oh Señor, ¡qué grandes son tus obras!, ¡qué profundos tus pensamientos!#92.5(6) Sal 104.24.

6. 6 (7) ¡Solo los necios#92.6(7) Los necios: término típico de la literatura sapiencial; se refiere especialmente a los que se niegan a comprender los secretos de la sabiduría divina y, por eso, pueden ser reprobados a causa de su ignorancia (Sal 32.9; 73.21-22; 94.8; cf. 1 Co 1.20-21). Véase también Sal 14.1 n. no pueden entenderlo!

7. 7 (8) Si los malvados y malhechores crecen como la hierba,#92.7(8) Sal 37.2,20. y prosperan, es solo para ser destruidos para siempre.

8. 8 (9) Pero tú, Señor, por siempre estás en lo alto.

9. 9 (10) Una cosa es cierta, Señor: que tus enemigos serán destruidos; que todos los malhechores serán dispersados.

10. 10 (11) Tú aumentas mis fuerzas como las fuerzas de un toro, y viertes perfume sobre mi cabeza.#92.10(11) El gesto de derramar perfume o aceite perfumado sobre la cabeza era símbolo de alegría (Sal 23.5; 45.7-8 [8-9]).

11. 11 (12) He de ver cómo caen mis enemigos; ¡he de oír las quejas de esos malvados!

12. 12 (13) Los buenos florecen como las palmas y crecen como los cedros#92.12(13) Las palmas y los cedros, dos árboles muy admirados por su altura y su larga vida. Cf. Sal 1.3; 52.8(10). del Líbano.

13. 13 (14) Están plantados en el templo del Señor; florecen en los atrios de nuestro Dios.#92.13(14) En los atrios de nuestro Dios: se refiere al templo de Jerusalén. Cf. Sal 27.4-5; 84.4(5).

14. 14 (15) Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán fuertes y lozanos,

15. 15 (16) y anunciarán que el Señor, mi protector, es recto y no hay en él injusticia.

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