Cantares 5 DHH94I
1. Ya he entrado en mi jardín, hermanita, novia mía. Ya he tomado mi mirra y mis perfumes, ya he probado la miel de mi panal, ya he bebido mi vino y mi leche. Queridos amigos, coman y beban, ¡beban todo lo que quieran!
2. Yo dormía, pero no mi corazón. Y oí que mi amado llamaba a la puerta: «¡Ábreme, amor mío; hermanita, palomita virginal! ¡Mi cabeza está empapada de rocío! ¡El rocío nocturno me corre por el cabello!»
3. «Ya me he quitado la ropa; ¡tendría que volver a vestirme! Ya me he lavado los pies; ¡se me volverían a llenar de polvo!»
4. Mi amado metió la mano por el agujero de la puerta. ¡Eso me conmovió profundamente!
5 6. Entonces me levanté para abrirle a mi amado. De mis manos y mis dedos cayeron gotitas de mirra sobre el pasador de la puerta. ¡Al oírlo hablar sentí que me moría! Abrí la puerta a mi amado, pero él ya no estaba allí. Lo busqué y no lo encontré,#5.5-6 Lo busqué y no lo encontré: Cnt 3.1. lo llamé y no me respondió.
7. Me encontraron los guardias que hacen la ronda de la ciudad;#5.7 Los guardias... ciudad: Cf. Cnt 3.3. me golpearon, me hirieron; ¡los que cuidan la entrada de la ciudad me arrancaron el velo con violencia!
Coro8. Mujeres de Jerusalén, si encuentran a mi amado, prométanme decirle que me estoy muriendo de amor.#5.8 Los jóvenes enamorados invocan varias veces a las mujeres de Jerusalén (cf. 1.5; 2.7; 3.5; 5.16; 8.4) Me estoy muriendo de amor: Cnt 2.5.
Ella9. ¿Qué de especial tiene tu amado, hermosa entre las hermosas?#5.9 Hermosa entre las hermosas: Cnt 1.8; 6.1. Como las que pronuncian estas palabras son probablemente las mujeres de Jerusalén (cf. v. 8), es posible que este calificativo tenga aquí un dejo de ironía. ¿Qué de especial tiene tu amado que nos pides hacerte tal promesa?#5.9 Estas preguntas provocativas dan motivo a la joven para hacer un encendido elogio de los encantos de su amado. Véase Cnt 3.6 nota.
10. Mi amado es trigueño claro, inconfundible entre miles de hombres.
11. Su cabeza es oro puro; su cabello es ondulado y negro como un cuervo;
12. sus ojos son dos palomas bañadas en leche, posadas junto a un estanque;
13. sus mejillas son amplios jardines de fragantes flores. Sus labios son rosas por las que ruedan gotitas de mirra;
14. sus manos son abrazaderas de oro cubiertas de topacios; su cuerpo es pulido marfil con incrustaciones de zafiros;
15. sus piernas son columnas de mármol afirmadas sobre bases de oro puro; su aspecto es distinguido como los cedros del Líbano;
16. su paladar es dulcísimo. ¡Todo él es un encanto! Así es mi amado, así es el amor mío, mujeres de Jerusalén.